Esta carretera, al igual que muchas de las vías en la sierra peruana, carece de mantenimiento
En la provincia de Corongo, en el distrito de Pampa, Áncash, existe una de las rutas más peligrosas de Perú, conocida por haber cobrado miles de vidas y que, según los locales, lleva consigo una maldición ancestral. Esta carretera, estrecha, mal asfaltada, plagada de baches y acercada a un precipicio, es mucho más que un peligro evidente, es también el escenario de trágicas muertes.
Recorrerla no es solo un desafío físico, sino un riesgo para el bienestar, ya que el pavimento se desmorona bajo los pies, las lluvias lo vuelven una trampa resbaladiza y la niebla densa oculta los peligros en cada curva. Cada giro es incierto, y cada encuentro con otro vehículo una tensa maniobra que tiene que ser muy calculada.
Para los vehículos que transitan por ella, se les requiere conducir con mucha prudencia, debido a que un simple error de cálculo puede resultar fatal. Autobuses, camiones y motocicletas han caído al abismo, dejando vivos solo a testigos de la tragedia.
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Esta carretera sigue siendo la única opción para muchos de los habitantes de la zona, un trayecto obligatorio entre la rutina diaria y el constante peligro. La falta de mantenimiento, la indiferencia de las autoridades y el deterioro que le provoca el clima, han transformado este pasaje en uno muy peligroso. Los viajeros que se aventuran a pasar por esta vía lo hacen con un cuidado casi reverencial, puesto que pone en riesgo sus vidas.
La llamada “carretera de la muerte” sigue sumando vidas al pasar de los años. Algunas serán recordadas en las comunidades cercanas, mientras que otras se convertirán en simples estadísticas. Las comunidades siguen presionando a las autoridades para que se hagan responsables y puedan plantear una solución a esta vía.