Por: Martín Valdivia Rodríguez
La situación política en Puno es muy peculiar. Con un gobernador acusado y preso como coautor no ejecutivo del delito contra la tranquilidad pública, en la modalidad de disturbios, durante el denominado “aimarazo”, en el 2011, nadie puede mover un solo documento porque a los señores de la mayoría del Consejo Regional (entiéndase del grupo político de Walter Aduviri), se les ocurrió abandonar la sesión para que nadie se atreva suspender en sus funciones al controvertido gobernador.
Así de sectarios son los rojos y así de soberbios. Prefieren que Puno se hunda en la ingobernabilidad antes de suspender de una buena vez al alborotador Aduviri. Esa asonada (el “aymarazo”), le sirvió precisamente al actual gobernador de Puno para que popularice su nombre y se haga de réditos políticos que, a la postre, significaron que se convierta en autoridad. Una autoridad antiminera al cien por ciento, que mira a Lima con ojos de desconfianza y pretende impulsar una nueva Constitución a imagen y semejanza de la Bolivia. Quiere, en buena cuenta, crear un Estado Plurinacional, similar al de Evo Morales.
La irresponsabilidad de sus correligionarios es de tal magnitud que Puno tendría 25 millones de soles que deberían ser transferidos por el Ministerio de Economía en estos días. Si no se alcanza el quorum necesario para suspender al gobernador preso, la ciudad altiplánica podría quedar sin recursos para funcionar de manera adecuada, empezando que ningún trabajador regional podría cobrar su sueldo por un buen tiempo.
Sería conveniente en todo caso, sea el propio Jurado Nacional de Elecciones el que tome cartas en el asunto y resuelva este enojoso asunto, suspendiendo de una vez a Aduviri en vista que Puno no puede verse paralizada por la intransigencia de sus dirigentes regionales. Si bien Aduviri no puede ser vacado todavía (ya que no existe una sentencia firme contra él), lo mejor que puede hacer el ente electoral es nombrar provisionalmente al vicegobernador regional, Agustín Luque Chayña, para que pueda firmar documentos y despachar los cuantiosa documentación retenida hasta ahora.
Ya es hora que Puno supere esta triste situación provocada por los seguidores de un líder con pies de barro que, muy probablemente, termine en la cárcel por su vocación azuzadora y conflictiva. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.