Por: Martín Valdivia Rodríguez
Ser policía en el Perú no sólo es complicado por las condiciones extremas en que tiene que trabajar estos servidores de la patria, sino porque ahora pueden ser considerados criminales cuando – en defensa propia o ajena – matan a un delincuente y son inmediatamente encausados por el Ministerio Público como vulgares asesinos. Esto no es una novedad, lamentablemente, y tanto lo saben los policías que ellos prefieren obviar diversas intervenciones con la finalidad de no verse comprometidos con la muerte de un antisocial.
Esto le pasó en enero de este año al suboficial PNP Elvis Yoel Miranda Rojas, quien abatió a un presunto delincuente durante una intervención policial. El custodio inició la persecución y ordenó detenerse al sospechoso, pero este habría hecho caso omiso a los disparos preventivos, por lo que optó por disparar contra el sujeto, matándolo.
Inmediatamente, como si fueran los defensores de los indeseables, el Segundo Juzgado de
Investigación Preparatoria de Castilla, en la región Piura, dictó siete meses de prisión preventiva para el policía, cambiando luego esa decisión (gracias a la presión de la opinión pública), por orden de comparecencia restringida y al pago de 5 mil soles por concepto de caución económica.
Hoy, le toca esa desgraciada suerte al SO3 PNP Renzo Almanza Meléndez, quien abatió a dos presuntos delincuentes, dejando herido a un tercero. El hecho ocurrió en junio pasado, cuando el policía fue “cogoteado” por cuatro sujetos en un puente peatonal de Villa María del Triunfo. Lo único que hizo el suboficial fue defenderse ante tamaña agresión y disparar a los antisociales.
Nuevamente, de Ripley, la Fiscalía Provincial Penal de Villa María del Triunfo dispuso abrir una investigación preliminar al custodio, tratando de defender a los integrantes de la banda cuyo cuarto miembro confesó públicamente que habían sido ellos quienes atacaron al policía que ese día iba de civil. Es decir, el mundo al revés, los policías van a la cárcel y los niños buenos (los hampones) los enjuician. Eso sólo pasa aquí en el Perú, donde nuestros policías no tienen los argumentos legales para hacer uso de sus armas de fuego y están expuestos a este tipo de vejámenes.
El Congreso debería de trabajar leyes que defiendan a los policías y los empoderen frente a las gavillas de rateros que hoy pululan por todo el país. La delincuencia seguirá creciendo en tanto tengamos policías atados de mano porque tendrán miedo de ir a la cárcel si cumplen con su trabajo. Defendamos a nuestros policías y no a los delincuentes que hoy se sienten amparados por un Poder Judicial que los protege y ampara. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.