Por: Juan Sotomayor
Se dice mucho que estamos en una aguda crisis política, producto del enfrentamiento entre los poderes ejecutivo y legislativo. Es una verdad a medias. La crisis es de ellos, los políticos, no de los peruanos.
Para los ciudadanos comunes y corrientes, esta bronca es un tema lejano, un lío de gringos, sin gringos.
Una clara demostración que los políticos en el Perú todavía están muy alejados de esa realidad que dicen querer transformar.
Si se posterga la elección de magistrados del Tribunal Constitucional, si se mantienen o se cambian las reglas de juego para la designación de sus integrantes. ¿Cambiará en algo la realidad del país? ¿Mejorará la economía, los servicios de salud, educación y seguridad? La respuesta evidentemente es no.
Y esa respuesta negativa es lo que motiva la desesperanza en quienes veíamos al gobierno de Martín Vizcarra como una posibilidad de cambio real, no solo en la forma de hacer política, sino también de solucionar los álgidos problemas del país.
El Perú necesita decisiones, no enfrentamientos. En todo nivel, pero de manera muy especial en el plano político. Son los líderes de las diferentes agrupaciones políticas las que deben dar el ejemplo y dialogar por el bien del Perú. Parece muy difícil, casi imposible, pero no queda otra opción.
Los ciudadanos necesitan saber que el legislativo y el ejecutivo, pilares del sistema democrático, se preocupan de sus problemas. Mientras ellos estén empeñados en demostrar quién tiene más fuerza, los peruanos seguiremos mirando su accionar con desconfianza, desinterés y tristeza.
Luego del fallido proyecto de adelanto de elecciones, todos tenemos la sensación que de julio a setiembre hemos perdido la oportunidad de avanzar en la solución de los problemas más álgidos del país. Cuando más necesitamos que nuestras autoridades demuestren efectividad y resultados concretos, es precisamente cuando más se preocupan por malgastar el poder, los recursos y sus energías.
El capítulo de la novela de hoy, es decir la discusión de nuevas reglas para elegir el Tribunal Constitucional, será jurídicamente interesante, pero improductivo, pues cualquiera que sea el resultado, será intrascendente para millones de peruanos y sus problemas cotidianos… Entiéndalo de una vez: Queremos Paz en el Perú. Por favor… Basta ya!!!