Por : Tulio Arévalo van Oordt
¿Y qué pasaría si al votar el nuevo Congreso, los comunistas no obtienen, cómo ellos y el Presidente esperan, la mayoría? Supongamos que el pueblo peruano, a la hora de votar, recuerda sus valores y principios aprendidos desde niños, como que el trabajo es la única herramienta para generar riqueza y bienestar; imaginemos por un momento que nuestros hermanos se acuerdan, justo antes de emitir su voto, que siempre han creído firmemente en la defensa de la familia, que la sociedad peruana no es abortera, que no se nos puede dar a escoger ‘patria o muerte’, porque siempre escogeremos abrazar a la patria; imaginemos por un momento que le vienen a la memoria sus tradiciones morales y valores
cristianos.
Mientras se va consolidando el golpe, porque así lo dice la realidad, le queda a la derecha y centro democráticos, no dormirse, y pasar de las declaraciones a la acción, aunque sea mucho pedirles. Y es que en estos días lo que vemos es a unos congresistas que, frente a los peruanos de a pie, se muestran como niños ‘picones’ después de perder una ‘pichanga’. No señores, hay que enfrentar con acciones, que no solo sean gestos políticos – como el juramento de Meche Aráoz –, a los operadores de la coalición vizcarrista y de la izquierda radical y caviar. El solo hecho de ir a devolver los pasaportes diplomáticos debe haberles dado buenos créditos frente a la población al cura Arana, a De Beleaunde, a Cevallos, a Foronda cuando políticamente son todos grises. Ese solo gesto vale más que las quejas de
Karina Beteta porque la policía no la deja pasar para llegar al Palacio Legislativo. ¿No sería más efectivo denunciar a los policías, a quien dio esas órdenes, por violar la garantía de libre tránsito? Señores, ya lo decía Paco Igartua en sus editoriales de la revista Oiga, “el Perú es el país de los hechos consumados”. Y esto ya está prácticamente consumado. Así que a no seguir metiendo la pata (el fujimorismo tiene varios expertos en el tema) y a hacer el esfuerzo de dejar los intereses partidarios y personales de lado, para avanzar en la conformación de un gran frente, una coalición que agrupe a todas las organizaciones de derecha.
La intención de elegir un nuevo Congreso, que solo dure un año, es que se elabore una nueva Constitución o se introduzcan radicales reformas en la actual, sobre todo en el capítulo económico, y convertirnos en ‘Perúzuela’, como bien han descrito algunos analistas y como lo sueñan los comunistas locales.
La derecha peruana tiene que dejar de ser ociosa y ser más activa, no confiarse en el ego de la izquierda. Esta es la oportunidad para dejar los almuerzos, los cafecitos, las declaraciones bonitas y pasar a hacer política de verdad, a caminar con el pueblo. Es el momento de empezar a preocuparse por la gente.
Y digo esto porque si la izquierda, como planteamos al principio, no logra una mayoría en ese nuevo Congreso, ¿qué pasará? ¿Patearán el tablero como en Venezuela? ¿Reconocerán el resultado de la elección? Cuidado, quedan cuatro meses de derroche populista en los que se hará de todo para ganar la partida y habrá que dar la batalla por la democracia y la libertad en el Perú.
