Sergio Tapia T.
El bien común es el fin al que la sociedad peruana, como sociedad política, debe propender.
El bien común son las condiciones sociales de paz y seguridad, que las personas requieren como garantía, para poder ejercer sus derechos, y así poder obtener los bienes particulares que necesitan para su consumo.
Todos los peruanos debemos propender a la consecución del bien común. Aunque, de especial manera, están obligados quienes ejercen cargos de autoridad en la sociedad política. Ellos, los políticos, son quienes han de constituirse en custodios y promotores principales para la permanente consecución del bien común de la sociedad política.
En la reflexión filosófica, la Política es una actividad noble. Que exige a quienes se inclinan a ella, adquirir un conocimiento pormenorizado de las exigencias concretas del bien común de la sociedad municipal, regional o nacional que pretenden gobernar.
El bien común son condiciones de paz y seguridad, que permiten al ciudadano relacionarse con otros: sin agresiones, ni confrontaciones. Consecuentemente toda ideología que inspire violencia, como lo hacen los socialismos (nazismo, marxismo-leninismo, comunismo gramsciano, etc.), han de quedar severamente excluidas de nuestra realidad social, económica, política y cultural. Así como también, toda expresión que atente contra la seguridad ha de ser celosamente reprimida, y con legitimidad.
Propender la consecución del bien común, exige apuntalar los organismos estatales directamente comprometidos en el quehacer de preservar y promover la paz y la seguridad. Destacan por ello nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, las que lamentablemente vienen sufriendo desde hace mucho la postración y el maltrato, de parte de quienes fungiendo de políticos, son responsables de haber despeñado a la Republica a una de sus más dramáticas crisis de nuestra historia.
Es impostergable rehabilitar socialmente el honor de ser soldado de la Patria, así como lo honroso de ser custodio policial del orden público. Y, debe cesar el intervencionismo ácrata de los organismos internacionales antimilitaristas, como la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos, entre otros. No hay paz sin FFAA y Policía Nacional, y no es posible el bien común social sin la condición de paz.
En orden al bien común, tienen importancia los servicios de justicia que comparten el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal Constitucional, el Jurado Nacional de Elecciones y el Fuero Militar-Policial, así como la justicia arbitral, y la conciliación extrajudicial.
Las instituciones las hacen los hombres que las constituyen. Las leyes por sí solas y por sí mismas no gobiernan. El gobierno es el ejercido por personas, las que exigen ser capacitadas y cualificadas en su formación ética.
La proximidad, en este año, del proceso para elegir a las autoridades de los gobiernos locales (regionales y municipales), en circunstancias que no habrá posibilidad de reelegirlos, ha de causar una radical renovación política.
Asimismo, las elecciones generales -algo remotas, señaladas para el 2021-, constituye una oportunidad para la transformación de la participación política ciudadana, y para suscitar la renovación ética en los liderazgos que aspirarán a la presidencia de la república y al parlamento.