La “inseguridad” de los congresistas, ministros, jueces y fiscales

por | Feb 19, 2020 | Opinión

Por: Phillip Butters /La “inseguridad” de los congresistas, ministros, jueces y fiscales / Si algo le ha resultado políticamente muy lucrativo a Martín Vizcarra, es pelearse con el Congreso.

Luego de una intensa campaña de desprestigio realizada por sus aliados El Comercio, La República y RPP, se logró que los peruanos odien a todos los partidos políticos y a los congresistas que lo representan.

Simplemente se abusó de la posibilidad que tienen los medios de comunicación diciendo mil mentiras con el cuento de los frigo bares, las computadoras, o de las flores, de gastos en asesores, etc.

Reitero, como más de una vez lo hice acá en “La Razón”, que todo el presupuesto del Congreso de la República, como es luz, agua, personal, aguinaldo, etc. todo solo representa el 1.6% ¡De todo el presupuesto!

Como el Presidente necesita que se desvíe la atención de los latrocinios que sigue cometiendo Odebrecht y el “Club de la Construcción” y lo pésimo que hace su labor gubernativa, porque el ejercicio de los ministros es de pésimo para abajo, hoy tiene un alfil. Eso me apena decirlo porque Carlos Morán es un profesional que ha recibido siempre todo mi respeto.

Es acaso el mejor policía del Perú, pero se ha metido a hacer unas declaraciones políticas que no caben en su fuste histórico.

Eso de quitarles el resguardo policial a los congresistas es una barbaridad.

Uno, porque no representa mayor costo. Estamos hablando de 260 policías en el mejor de los casos, a dos policías por cada parlamentario e inclusive si son a doble turno, que no es el caso, estaríamos hablando de poco más de 500 policías.

Imagínese, por ejemplo con Urresti, que tanto fustiga a la banda de criminales de venezolanos 1, 2 y 3.

¿Qué pasaría con Urresti si cuando está por la calle, un grupo de venezolanos lo atacan? ¿Qué pasaría con una persona tan polémica como Alberto Belaunde sufra un ataque homofóbico en el Cusco, donde  la gente tiene muy pocas “pulgas” a todo ese movimiento de derechos civiles que él encarna?

¿Qué pasaría si un congresista como la señora Silvia Santisteban, que es antifujimorista, le caiga una turba de “naranjas” que aman a Keiko, Kenyi o Alberto Fujimori la atacan? ¿Sería justo para ella que regrese a su casa ensangrentada?

Digo yo ¿No es un absurdo populista pensar que la seguridad ciudadana va a subir porque los congresistas estén al desamparo?

¿Y qué pasaría con alguien que fuera un congresista muy representativo de su región, y viene a Lima y se tiene que enfrentar con poderes muy grandes? Por ejemplo, con traficantes de terrenos, con narcotraficantes, etc. ¿Quién lo defendería si lo atacan?

Pónganse a pensar qué pasaría con José Domingo Pérez y Vela Barba, sin seguridad policial.

¿Qué pasaría con Richard Concepción Carhuancho sin resguardo? Porque claro, la respuesta de los parlamentarios será que le quiten también la seguridad a los ministros, y a los jueces y fiscales.

Ya se preguntarán qué pasará con el propio General Carlos Morán cuando narcotraficantes o terroristas se lo cruzan.

Parece que Morán se olvida que su cabeza tiene precio para la gente de Sendero Luminoso. Mucho populismo, floro, bururú, muchas declaraciones estúpidas que ponen en peligro a gente que representa al Peru, porque los congresistas, le guste o no a Vizcarra o a Morán, han sido elegidos por el pueblo y merecen protección, tanto como los ministros, jueces y fiscales.

Puro sentido común, ese que no tuvo Carlos Morán para decir la sandez que ha pronunciado.


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