Por: Sergio Tapia
Las horas que permanecerán los presidentes para cumplir con la Cumbre de las Américas, en Lima, es sólo una pequeña punta visible de un iceberg organizacional de muchos meses previos.
La Cumbre ha implicado trabajos preparatorios muchos meses antes, y los representantes de la Sociedad Civil iniciaron sus sesiones el pasado miércoles en el hotel Sheraton. Pero, decenas de agentes cubanos y venezolanos, entrenados como maquinaria de choque, desmantelaron las reuniones programadas para ayer jueves.
No podemos callar la responsabilidad que recae en el novel canciller Popolizio, quien tampoco puede eludir aclarar si fue por timorato o por cómplice que cedió a los inconfesables intereses de esta hipoteca política que se llama la ideología marxista de género, de la que comparten responsabilidades los congresistas Bruce y de Belaunde.
Porque, el recién estrenado Popolizio, irresponsablemente levantó el sistema de seguridad para el otorgamiento de las credenciales para los participantes de la Sociedad Civil en la Cumbre, facilitando mentir y falsear la identidad masculina o femenina de los interesados.
Yo me inscribí para participar en la Cumbre, el trámite me demoró una semana larga. Debí pasar por tres filtros: El primero con el documento de identidad, el segundo con la fotografía y el último sobre mis antecedentes.
Sin embargo, tres días antes de la fecha, el canciller Popolizio borró de un plumazo estas mínimas exigencias y dispuso que el cambio de identidad al antojo del solicitante.
La consecuencia de esta absurda decisión era previsible: La seguridad de la Cumbre fue sensiblemente afectada.
Trump avisó que no venía, pues, casi un centenar de agentes de la guardia especial de Maduro estaban en Lima.
No hay derecho que el Canciller haya expuesto a peligro a los de la Sociedad Civil en la Cumbre. No hay derecho que Popilizio haya desdibujado la imagen de nuestra Patria ante Las Américas. No hay derecho que el Ministro de Relaciones Exteriores nos muestre ante el mundo como incapaces de poder ser país sede de una reunión internacional.
El Canciller debe ser interpelado, es imperdonable el grado de exposición al peligro del que ha sido autor inexcusable.
Esta era guerra avisada. Los vándalos de diversas poses, todos arrogantes revolucionarios del abanico completo de las tendencias marxistas: Desde las momias insepultas del comunismo guerrillero de los cubanos, pasando por la brutalidad de las fuerzas de choque de quienes sostienen el régimen venezolano de Maduro. Todos ellos jalaron la cadena de los reservados que con tanto despropósito y desatino dedicó el Canciller Popolizio como “baños neutros” de género, en oficinas públicas y en el Sheraton.
No sólo Maduro, también Raúl Castro de Cuba, han pisoteado nuestra dignidad, han saboteado nuestras relaciones internacionales, han atentado contra la seguridad ciudadana y no descartamos que también incurran en actos contra la seguridad nacional.
Punto malo, para el presidente Vizcarra, en su par de semanas de gestión: ¡Qué lástima para todos! ¡Y, qué mal por su Canciller Popolizio!