Ricardo Sánchez Serra
Taiwán es uno de los pocos países en el orbe que no integra la Organización Mundial de la Salud, por presiones de China comunista, a pesar de tener un rico bagaje en la lucha contra las enfermedades y de un desarrollado y de alta calidad sector sanitario.
Este pequeño país, el de los chinos buenos, integra el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), conformado más que como países, como “economías”. Algo así debe pensarse para que Taiwán no tenga problemas en ser parte de la OMS, al ser una potencia en este campo y preservar la salud internacional.
Lo que ha sucedido con la pandemia del virus chino Covid-19, que se pudo evitar su universalización y que por ello ha causado miles de muertes y destrucción de numerosas economías, no puede volver a repetirse.
La gestión del incapaz director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue desastrosa, además de títere de la China comunista, ocultó información al mundo y se demoró dos meses en declarar que el virus chino era pandemia.
Había sido hasta embustero, porque negó que Taiwán avisara oportunamente a la “chinocéntrica” OMS acerca de una enfermedad, sin identificación -«neumonía atípica»-, oriunda de Wuhan. La isla tuvo que publicar las misivas que le enviara para demostrar la veracidad de sus afirmaciones.
Tedros Adhanom, no solo deberá ser destituido del cargo, sino también ser acusado de genocidio. Al momento de escribir este artículo había más de tres millones y medio de contagiados y casi medio millón de muertos.
No hay una fórmula eficaz para todos los países en la forma de combatir el Cobid-19, pero si la OMS hubiera tomado cartas inmediatas en el asunto, con el aviso de Taiwán, se hubieran podido salvar muchas vidas.
La isla tuvo una reacción rápida, al cerrar sus fronteras –y tomando en cuenta que millones de taiwaneses trabajaban en China, que al regresar fueron aislados-, monitoreo de contagiados, empleo de alta tecnología, un exitoso sistema de salud. Además, dos ítems importantísimos: responsabilidad ciudadana y un sistema democrático ejemplar y transparente, cuya presidenta, Tsai Ing-wen, es respetable y digna de fiar.
Taiwán tiene en total 445 infectados, 433 recuperados y solo siete fallecidos en una población de 25 millones de habitantes en un territorio minúsculo de 36 000 km² (como referencia el del Perú es de 1 285 216,20 km²).
Continuar impidiendo que Taiwán integre la OMS, no solo es signo de ceguera y egoísmo de querer que la humanidad mejore, es injusticia y discriminación.