Por: Jorge B. Hugo Álvarez / Martín Vizcarra y su Gobierno se derechizan optando por un Gabinete ministerial pro empresarial. El nuevo premier (otrora anti aprista y anti fujimorista) tiene suficientes razones para tender puentes de entendimiento con la derecha empresarial. En este último tramo de su Gobierno necesitan bajar las tensiones políticas para permitir una salida ordenada y con elevados índices de popularidad.
Tres razones impulsaron al Presidente tomar esa decisión: 1. El inicio de una caída importante en su popularidad, 2. Las serias dificultades económicas que se avecinan en plena pandemia y, 3. Las elecciones generales para abril del próximo año.
Designar a Pedro Cateriano, como premier (ducho y hábil político) parecería indicar la idea de una confrontación con una oposición rabiosa y eso hace más popular al Presidente. Pero no, es una jugada maestra. En un contexto de campaña electoral atípica, la oposición y la crítica al Ejecutiva serán más duras, valiéndose de la grave situación de salud y de la economía del País. Entonces, frente a ese panorama allí tienen a Pedro Cateriano presto para la confrontación.
Punto a favor del Presidente porque se victimiza; por tanto, su popularidad se incrementaría.
Preocupa volver al estado de cosas del pasado. Una ministra de Economía aplaudida por los banqueros, empresarios y una derecha política. Se opone al incremento del 6% del PBI para el sector Educación, defensora a ultranza de las AFP, Bancos, etc. parecería más una vocera de esos sectores. Un Ministro de Trabajo participe de un Estudio de Abogados prestando servicios a Obredecht y otras grandes empresas sin experiencia alguna en el sector público y, un abecé de ministros más cercanos al sector empresarial y financiero. Está probado que ni los economistas ni los empresarios son buenos para gobernar un País. Priman en ellos sus intereses, antes que el interés nacional.
La pandemia desnudó la fragilidad de nuestra economía nacional. Los políticos y Presidente que nos gobernaron nos engatusaron. Entonces, volver al pasado, es de locos. Por eso, preocupa nombrar ministros voceros del empresariado más caracterizados que construyeron ese tipo de economía informal, frágil y con un mercado interno débil.
Si la derecha empresarial y política se allana al entendimiento; entonces, el Presidente tendría mayor capacidad de juego para contrarrestar a la oposición “populista” de manera que aparecería como un gran concertador y sin oposición dura. Igual, la historia sería más generoso con él; pero, estos cálculos políticos, al final le hacen mucho daño al país.
La pandemia desnudó la fragilidad de nuestra economía nacional. Los políticos y Presidente que nos gobernaron nos engatusaron. Entonces, volver al pasado, es de locos. Por eso, preocupa nombrar Ministros voceros del empresariado más caracterizados que construyeron ese tipo de economía informal, frágil y con un mercado interno débil. Necesitamos una revolución industrial y auténticos capitanes de la industria nacional. Ninguno de los ministros quiere industrializar el país, vía diversificación productiva. Cierto es que, donde hay industria manufacturera masiva, diversificada y servicios de alto contenido tecnológico se generaría prosperidad para todos.
(*) Abogado penalista y analista político.