Por: Phillip Butters / Cualquier persona con un mínimo de sentido común se tiene que preguntar, ¿cómo es que 120 personas o 150 o 200 pueden ser tan alucinantemente negligentes? como para meterse a una discoteca llamada Thomas Restobar en Los Olivos y pegarse una rumba de 4 horas. Después ser intervenidos por la policía y terminar muriendo 13 de estos peruanos.
La verdad, es que si uno lo ve fríamente, que es muy complicado, porque estamos hablando al fin y al cabo de vidas humanas, uno se pone a pensar que muchos de esos señores son hijos de la miseria, de que esas chicas que estaban ahí, son hijas del hacinamiento, que muy probablemente viven en las zonas periféricas de Los Olivos, en una choza, o que crecieron en un lugar sin luz, sin agua, sin desagüe, sin teléfono, que nunca tuvieron nada y que siempre vivieron mal y pésimo, y que ellos a la hora de la hora son sobrevivientes, que no les importa el tema del coronavirus, como tampoco les importa el distanciamiento social, ni tienen la más mínima idea de cuáles son las condiciones de saneamiento, de limpieza de manos, utilización del alcohol o de mascarillas.
Simple y llanamente, esta gente se acostumbró a vivir, a nacer y a crecer y a multiplicarse en una habitación o en dos habitaciones con todas las carencias, con el hambre y con la desesperación, que hacen que sean absolutamente informales para todo. Y así como vivían informalmente en la vida, han terminado informalmente en la muerte. Hasta donde se sabe, no ha habido bombas lacrimógenas y no ha habido en ese aspecto, alguna negligencia de la policía. Sin embargo, amigo lector de LA RAZÓN, uno tiene que preguntarse. ¿Dónde estuvo el alcalde de Los Olivos y su serenazgo? ¿Cómo el Mayor Comisario de Los Olivos no se enteró que esta gente estaba ingresando a ese local, desde hacía cuatro horas? Esa desgracia ha sido a las 9 y pico de la noche. ¿Cómo los vecinos no avisaron? Y por supuesto, están bien que vayan presos los propietarios y responsables de ese local, pero la negligencia de la gente ha sido más que evidente.
Acá ha habido ausencia de Estado, tal como tanto reclaman los aliados del Gobierno y, por supuesto, Vizcarra se va a agarrar de esto, para decir que la gente es negligente, que le ha dado Covid-19 por irse de fiesta. Cuando sabemos que la inmensa mayoría de la gente de Los Olivos no ha estado de juerga y que seguramente, la mayoría de las familias que hoy lloran a estas personas que han fallecido, tampoco lo estaban. Y además tenemos en una cifra contundente, porque 15 de los 23 detenidos han dado positivo en el Covid-19. Y se habla de 120 personas y digo más, porque muchos de ellos salieron corriendo desesperados, en medio del caos y absoluta desesperación. Porque a la gente ya no le importa, porque el “sálvense quien pueda” es la única política que tiene el Gobierno. Y a la gente que ha vivido pésimo toda su vida, qué le puede importar seguir viviendo mal.
Entonces, el #Quedatencasa termina siendo algo absolutamente absurdo para esta gente. Esta es la misma gente que le creyó al Gobierno, la tontería esa de la meseta, como le cree que va a haber una vacuna, como cree que va a ver un tratamiento, como que cree en el dióxido de cloro, como que cree que esto se va a pasar ya, porque así lo dice el Presidente Vizcarra. Entonces, esta gente sale a la muerte en la discoteca y muchos de ellos han fallecido, inclusive, estando tomados, porque creen que la cosa va a pasar, porque no se dan cuenta de la realidad, porque son ignorantes y negligentes, porque así vivieron una vida entera. No quiero parecer cruel de ninguna manera, pero esta gente ha vivido mal toda su vida y desgraciadamente han muerto de la manera tan trágica como estamos viviendo muchos peruanos. Por supuesto, va a ser un pretexto para que el Gobierno comience con una inmensa “campaña de desinformación”, donde los Grupos El Comercio, La República y RPP están ávidos de tener los miles y millones de soles que seguramente les van a dar, para que se sigan callando sus conductores sobre las verdaderas razones de la desgracia, la absoluta incompetencia del Gobierno de Vizcarra, en enfrentar la pandemia del Covid-19 y la absoluta crisis económica en la que estamos.
Esto es un desastre nacional que por supuesto, con esta desgracia en Los Olivos, va ser puesto en escena como una gran negligencia de todos los peruanos, cuando el tema no lo es. Vamos a tener de esto un triste circo, cuando menos tres o cuatro días, hasta que el Gobierno idee la forma de cómo callarles la boca a los canales de televisión, para que la gente siga engañada con el cuento de la meseta que nunca llegó. Por supuesto, ahora estamos en el cuento de la vacuna y mañana habrá otro cuento más. Así es Vizcarra, vive del cuento y el Perú muere de Covid-19 y de hambre, cuando no, de ignorancia.
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