El astrónomo y divulgador científico Carl Sagan encabezó este proyecto junto a la NASA, en 1972
En la década de los 70, breves acontecimientos después de la llegada del hombre a la Luna, la NASA ideó una nueva misión con dos objetivos en concreto. El primero era fotografiar a Júpiter y estudiar su atmósfera; el segundo, hacerle llegar un mensaje a los extraterrestres. El nombre de la nave era Pioneer 10. Una sonda espacial no tripulada. Dentro de ella viajaría esta «nota interestelar», que con el tiempo sería conocida como «La Placa de la Pioneer«.
En la placa enviada por la NASA aparecen: a la derecha, la imagen de la sonda con el único fin de dar proporción a las dos figuras humanas dibujadas delante, una femenina y otra masculina. Los dibujos originales de las figuras se basaron en los de Leonardo da Vinci y en las esculturas griegas. A la izquierda, un haz de líneas que parten radialmente de un mismo punto. Ese punto de referencia es el Sol; las líneas indican la dirección de los púlsares más significativos cercanos a nuestro sistema solar, y en cada uno, en sistema de numeración binario, su secuencia de pulsos. La placa de la NASA está hecha de oro y aluminio.
A su vez, Carl Sagan causó controversia mundial cuando inauguró su programa de TV “Cosmos” con la frase “EL COSMOS ES TODO LO QUE ES, TODO LO QUE FUE Y TODO LO QUE SERÁ…”. Muchos entendieron que se refería a la inexistencia de un “Dios” como se le conoce. Sin embargo, el principal propósito del astrónomo, siempre fue acercarnos a la ciencia de manera objetiva. Dios puede ser la suma de todas las ecuaciones físicas, o simplemente la suma de todos nuestros miedos.