Por Dante Seminario Vera
En la década del 70 en los EEUU se desato uno de los escándalos más grandes de su historia, donde 48 funcionarios terminaron involucrados en acusaciones muy serias que conllevaron a la dimisión del presidente Nixon.
Una vez iniciada la investigación en el Congreso, el acoso a funcionarios públicos empezó demostrándose después el abuso de autoridad que ejercía el ejecutivo, finalmente la verdad salió a la luz y el presidente del país más poderoso tuvo que dimitir, su delito, el perjurio; su enemiga, la garganta profunda.
Me parece que nos hemos trasladado a esa época, donde desde la lobreguez del poder, personajes vinculados a la inteligencia privada vienen operando para lograr que un mandatario venido a menos en su popularidad por decir tantas mentiras juntas, sigue perdiendo credibilidad.
PPK cree en los profesionales de la inteligencia que consideran al peruano un ser sumiso, incapaz de agarrar un arma y sublevarse, igual se creyó en la época de “Toledo y sus cuatro suyos”, pero ya fuimos testigos como las calles fueron tomadas por miles de peruanos que estaban hartos de las mentiras del montesinismo y sus secuaces uniformados.
La mentira que trata de hacer permanecer al mandatario es como la baba que quiere sostener el bastón de mando presidencial, sin mirar el futuro o el descontento de los peruanos, operadores que usan varios medios de comunicación tratan de confundir a la población y hacerles creer que todo es una mentira y que PPK es el presidente que necesitamos, sin saber mirar el destino final que les espera a esta gavilla de adulones, no solo PPK ha cometido perjurio sino abuso de autoridad, solo se va enredándose entre sus mentiras, sus humores ya no convencen y sus explicaciones tampoco, finalmente otra vez aparecerá, la garganta profunda que Barata no ha sido