JUAN GAULBERTO RONDINELLI GARAY
Con todo respeto, pido permiso al Viejo patrón de Lima, el Señor de los Milagros, para escribir a la historia y decirle que desde hoy todos los entendidos limeños y bajopontinos, peruanos en fin -los enterados mejor- tienen entrada libre y franca a la gloria, por haber convivido todos momentos bellos en nuestra querida Plaza de toros de Acho, el reencuentro y el saludo a los amigos de verdad.
Es maravilloso el comprobar que se puede mantener una convivencia pacífica durante más de 50 años y que cada año al ingresar a la plaza por Sol nos podemos dirigir, en primer lugar, a la capilla, para luego, a renglón seguido, respirar esos aires de libertad taurina entre los machones fuertes e imperecederos, fieles testigos de innumerables alegrías, pero también de desencuentros, porque nos enteramos que muchos ya partieron y están tomando sus ubicaciones en el palco azul del celeste cielo bajopontino, mientras tanto, en los patios de la plaza, los amigos hacen su obligado paseo y visitan los patios de sombra, otros almuerzan en los lujosos mesones acompañados de música y baile esperando la hora de la llegada de las luces encendidas o tenues de los colores de los ternos de los espadas, que también ingresan a la capilla a encomendarse al señor y a nuestro santo moreno -Martin de Porres es seguido con devoción, sino pregúntenle al de Jerez- y luego a su patio de cuadrillas, atrás de la puerta de los sustos, escenas como poemas y letras, para pinturas u oleos, en libre inspiración para el escritor, el poeta el pintor, ya faltan cinco minutos y se inicia la cola para ingresar a los tendidos, en el más perfecto orden, nadie pelea, todo es emoción, cada uno sabe de memoria cual es la ubicación correcta, y busca a los amigos para los comentarios, el que no sabe pregunta y el que sabe enseña con gusto, reafirmando sus conocimiento en este arte, y se inician los saludos , con los antiguos amigos de los pares é impares, una primera mirada y luego de tomar asiento, continúan los saludos, encendemos el puro, una copita de pisco -el vino en el mesón, o en las botas- y luego un suspiro para agradecer a Dios por tener un año más de vida y poder mirar con alegría nuestro histórico albero y, por fin, el paseíllo, el torero comienza.
Sentimos un suave murmullo de nuestro río Rímac -el mismo murmura, como atento al paseillo también-, aquel que supo acariciar los sueños y que ahora es un bello suspiro, paciente, encantador, y miramos el imponente cerro San Cristóbal, en su privilegiado sitial, y que sabe reírle a la vida, entonces, con Dios como testigo, del amor a este arte, y a nuestro albero, es enorme, porque deseo confesar que la quiero más y juro que sabré defenderla con mi vida, para que dure su alegre existencia, porque mi Plaza de Toros Acho, tiene alma, corazón, vida, y duende, como no, y una gran historia. No podemos dejar de pensar, en este primer suspiro de ver a esta bella Plaza ¡un año de distancia!, de no verla -cuanto tiempo-, como se le extrañaba, el relevo tenía que llegar, como cuando, tras el llamado del mar, los ríos llegan a él, para que sientan el saludo de las olas que bañan sus playas y saber que el río muere en el ancho mar.
No querer asistir a la ceremonia de clausura de una juventud que nos dejó con apasionamientos aferrados a la vida, que nos sigue enseñando, como el antiguo torero Enrique Ponce, que sabe transmitir juventud como un estado del alma, para convertirnos en el alfarero de la antigua fantasía de ser torero, sin dejar de escuchar el gemir austero de una letanía, por creer que aún podemos entender las expectativas por los logros nuevos de los toreros, de los jóvenes, como Joaquín Caro, Alvaro Passalacqua, Joaquín Galdós, Andrés Roca Rey, solo por tratar de ignorar que tenemos que dejar la posta a las nuevas generaciones por ser ley de vida.
Pasión & Cultura, no deja de pensar en el amparo de esa graciosa resolana de viento cuando el sol agite su calor en los tendidos once -el tendido de los entendedidos que le dicen- o el doce, y llegue el turno del tercer toro y todos queramos ejecutar la garantía de nuestros propios sueños, recordando que empeñamos nuestra juventud para asistir a nuestra plaza de Acho, en más de 60 años y aún tenemos vida para seguir creyendo, como en la folía de una tarde que seguro nos tocará y llegará con los bríos de un pequeño exceso de melancolía taurina de que todo tiempo pasado fue mejor por solo tener como argumento una pensamiento taurino de Garcia Lorca cuando dijo:
-“Hay que dar el perfume que encierran nuestras almas! Hay que ser todo cantos, todo luz y bondad. ¡Hay que abrirse del todo frente a la noche negra, para que nos llenemos del rocío inmortal”!; con lo cual expresamos que a pesar de algún dolor pasajero y del sufrimiento, debemos hacer todo lo posible por hacer del mundo un lugar mejor y siempre esperar una tarde de toros triunfal.
Queda agradecer a Dios que solo nos falta esperar que el viento devuelva la música de los clarines y trompetas del domingo de toros a las 3.30, diciendo dos cosas INICIÓ LA FERIA Y ACHO ES AÚN NUESTRO!!
