La situación sigue siendo tensa
Las tensiones entre Estados Unidos y Rusia alcanzaron un nuevo pico después de que Washington acusara a Moscú de emplear «el arma química cloropicrina contra las fuerzas ucranianas», una flagrante violación de la Convención sobre las Armas Químicas. Esta escalofriante acusación desencadenó una respuesta inmediata por parte del Kremlin, que rechazó enérgicamente las afirmaciones estadounidenses.
El Departamento de Estado estadounidense no escatimó palabras al denunciar que Rusia no solo había empleado cloropicrina, sino también agentes químicos antidisturbios, como gases lacrimógenos, como táctica de guerra en Ucrania, violando así los protocolos internacionales. Según la entidad gubernamental, este uso de armas químicas no es un incidente aislado, sino parte de una estrategia más amplia de Rusia para desestabilizar y ganar terreno en el conflicto ucraniano.
Sin embargo, el Kremlin respondió con una negativa rotunda, afirmando que Rusia cumplía con todas sus obligaciones bajo la Convención sobre las Armas Químicas y refutando las acusaciones de Washington. Esta postura de negación no es nueva para Moscú, que ha enfrentado acusaciones similares en el pasado, incluidos los casos de envenenamiento de Alexéi Navalni y los Skripal con agentes nerviosos Novichok.
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La escalada de tensiones no se detuvo aquí. Estados Unidos anunció un nuevo conjunto de sanciones dirigidas contra empresas e individuos presuntamente involucrados en el financiamiento de la invasión rusa en Ucrania. Estas medidas punitivas afectan tanto a empresas de defensa rusas como a entidades chinas, así como a unidades de investigación y empresas relacionadas con programas de armas químicas y biológicas rusas.
La acusación de Estados Unidos sobre el uso de cloropicrina, una sustancia peligrosa para la salud según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses, desencadenó un debate acalorado sobre el cumplimiento de Rusia con las normas internacionales y su transparencia en el uso de armas químicas.
La situación sigue siendo tensa y la verdad parece estar envuelta en una neblina de desconfianza y disputa. Mientras tanto, el conflicto en Ucrania continúa, con consecuencias devastadoras para la población local y una creciente preocupación internacional sobre el uso de armamento letal en la región.