Grupos de Derechos Humanos señalan que el gobierno norcoreano estaría esclavizando a los hijos de prisioneros surcoreanos de la Guerra de Corea
La agencia de noticias oficial norcoreana (KCNA) informó que en Corea del Norte 700 huérfanos menores de edad se han ofrecido voluntarios y están trabajando en las minas, fábricas y granjas colectivas.
“Decenas de niños huérfanos ya han llegado al Complejo Minero de Chonnae para cumplir con su juramento y devolver aunque sea una millonésima parte del amor que les ha demostrado el Partido”, indicó la cadena de noticias.
Tras esta noticia, diversos grupos de Derechos Humanos han acusado a Corea del Norte de esclavizar a menores de edad y advierten que muchos de ellos serían hijos de prisioneros surcoreanos de la Guerra de Corea.
Según detalló el informe de la Alianza Ciudadana por los Derechos Humanos en Corea del Norte (NKHR), Pyongyang envió a miles de prisioneros surcoreanos a minas de carbón y fueron obligados a trabajar en condiciones similares a la esclavitud, y sus hijos y nietos heredaron este brutal destino.
En ese sentido, señalan que en la base de este brutal mecanismo de segregación se encuentra el sistema conocido como “songbun”, que clasifica a los habitantes de Corea del Norte según sus orígenes sociales y políticos.
“Este sistema songbun se transmitió a sus hijos y nietos, que siguen trabajando en minas de carbón, plomo, zinc, magnesita y otros”, indica el informe de la ONG.
Por su parte, la Comisión de Investigación de la ONU detectó que en el 2014 se estaban realizando crímenes contra la humanidad en Corea el Norte y, siete años después, ha llegado a la misma conclusión.
La comisión ha considerado que hay indicios suficientes que acreditan situaciones de exterminio, asesinato, esclavitud, encarcelamiento, abusos sexuales, persecución por razones políticas y desaparición forzosa.
“No solo prevalece la impunidad, sino que se siguen cometiendo violaciones de Derechos Humanos que podrían equivaler a crímenes contra la humanidad”, lamentó la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.