La vida de niños, niñas y adolescentes esta sufriendo estragos por parte del bullying lo cual impacta de manera negativa en su vida a corto, mediano y largo plazo.
El acoso escolar o bullying persiste en los colegios. En lo que llevamos del año se han reportado 237 casos a nivel nacional, con el mayor número de incidencias registrado en el nivel secundario, según información proporcionada por el Sistema Especializado en Reporte de Casos sobre Violencia Escolar (Siseve) del Ministerio de Educación.
“Este problema tiene un impacto significativo de corto, mediano y largo plazo en la vida de los niños, niñas y adolescentes, ya sea como agresores, víctimas u observadores. Este tipo de violencia afecta negativamente a las víctimas porque disminuye su autoestima y confianza, lo que puede conllevar a que padezcan de frecuentes estados de ansiedad, depresión, autoagresión e incluso conducir al suicidio”, indicó el psicólogo y psicoterapeuta, Manuel Saravia Oliver, director del Instituto Guestalt de Lima (IGL).
Las principales señales de alerta a prestar atención son: tristeza acumulada, no quiere ir al colegio, frustración, enfado o irritabilidad, falta de higiene personal y cambios en los hábitos de sueño y la alimentación, relató el profesional.
Desde 2013 hasta ahora, el sitio web del SISEVE del Ministerio de Educación ha registrado 41,400 incidentes de violencia entre estudiantes y 31,314 casos de personal escolar hacia los alumnos.
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El acoso escolar es una forma de discriminación por parte de algunos estudiantes hacia otros debido a sus atributos o comportamientos, tales como orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, situación migratoria, etnia, sexo, posición socioeconómica, estado de salud, discapacidad, creencias religiosas, opiniones, prácticas asociadas con estigmas sociales, embarazo, entre otros.
“Hay que tener en cuenta que los niños y adolescentes son seres sociales que dependen del juicio de los demás. Por eso cuando se sienten acosados o ridiculizados no son capaces de afrontarlo ni comunicarlo pudiendo generar en él un sentimiento que conduzca a la depresión y los pensamientos suicidas”, comentó Manuel Saravia.
El acoso escolar impacta a toda la comunidad educativa al deteriorar las relaciones entre sus miembros. Provoca efectos adversos en el bienestar, el crecimiento y la capacidad de ejercer los derechos de los estudiantes, tanto niños, niñas, adolescentes como jóvenes.
La principal medida de prevención empieza en el hogar, siendo responsabilidad de los padres proporcionar a sus hijos toda la información necesaria, incluyendo ejemplos de lo que constituye una conducta agresiva o cómo reaccionar ante ella.
“Es importante decirle al niño que sufre de bullying qué acciones vamos a tomar para cuidarlo: ‘voy a hablar con tu profesor’, voy a hablar con tu director’, etc. En todo momento el niño tiene que sentir que vamos a hacer acciones concretas para ayudarlo”, explicó el psicoterapeuta.