Tradición y Comercio se entrelazan en la venta de Palmas en domingo de Ramos
En el pintoresco Mercado de Flores, situado en el corazón del distrito del Rímac, la actividad bulliciosa de los comerciantes y la devoción de los fieles se entrelazan en un ritual anual: la venta de palmas en Domingo de Ramos. Este día marca el inicio solemne de la Semana Santa, una celebración arraigada en la fe católica que evoca la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
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Desde tempranas horas de la mañana, una multitud ferviente se congrega en busca de las tradicionales palmas, símbolo de protección y bendición para los hogares. Los comerciantes, hábiles en el arte de la venta, exhiben sus productos con orgullo, ofreciendo una variedad de palmas que van desde las más sencillas hasta las más adornadas, cada una con su propio encanto y significado.
El bullicio del mercado, impregnado de aromas florales y sonidos de regateo, crea un ambiente vibrante y festivo. Los precios de las palmas varían según su tamaño y elaboración, desde modestos tres soles hasta elaboradas creaciones que alcanzan los siete soles. En las inmediaciones de las iglesias, la escena se repite, con vendedores ambulantes que ofrecen sus productos a los fieles que acuden a celebrar la liturgia del Domingo de Ramos.
Pero más allá del aspecto comercial, la venta de palmas es un símbolo de una tradición arraigada en el corazón de la comunidad. Es un momento para compartir en familia, para renovar la fe y para recordar los eventos que dieron inicio a la Semana Santa. La imagen de Jesús entrando a Jerusalén, aclamado como rey y rodeado de la multitud que agita ramas de palma, cobra vida una vez más en la mente y el corazón de los fieles.
En un mundo cada vez más moderno y tecnológico, la venta de palmas en Domingo de Ramos es un recordatorio de la importancia de mantener vivas nuestras tradiciones y raíces culturales. Es un momento para detenerse, reflexionar y reconectar con lo esencial, con aquello que nos une como comunidad y nos recuerda nuestra identidad como pueblo de fe.
Así, mientras el sol se eleva en el horizonte y las campanas de las iglesias llaman a la celebración, los fieles se preparan para recibir con alegría y devoción la bendición de las palmas en este día tan especial. Que esta Semana Santa sea para todos un tiempo de renovación espiritual y encuentro con lo sagrado, recordándonos siempre el verdadero significado de la fe y el amor cristiano.
