La experimentada actriz de cine y teatro manifiesta su rechazo a cualquier tipo de aprovechamiento del hombre hacia la mujer
Por: Patricia Lobato Delgado
Foto: Alexander Oyarce
La Razón conversa con la reconocida actriz mexicana Angélica Aragón, quien interpreta a ‘Tencha’ en la película peruana “No me digas solterona” (se estrena este 29 de marzo), protagonizada por Patricia Barreto.
La experimentada interprete cuenta su experiencia de trabajar con jóvenes promesas, su aporte a esta cinta, como su importante papel de una madre. Además, Aragón hizo hincapié en los casos de acoso sexual que han remecido la industria del espectáculo en el ámbito mundial.
Tenemos entendido que aportaste mucho a tu papel en la película (“Tencha”, madre de “Patricia”); además te involucraste en el desarrollo de los demás personajes, ¿buscaron una opinión tuya?
Estamos hablando de una comedia, en este caso “No me digas solterona”, y yo no quise que el personaje fuera de una madre tan estereotipada, tan “castrante” como estaba establecido, porque creo que dentro de la misma tesitura de algo ligero y simpático, se podía aprovechar para tener un discurso más contundente que no fuera tan trillado, y afortunadamente hubo una gran escucha por parte de la directora y autora Ani Alva Helfer y de su hermana, la coautora del guion, Sandra Percich. Son dos mujeres peruanas muy comprometidas con la sociedad, muy inteligentes y abiertas a los comentarios que les hice en su momento. Quien me agradeció mucho fue Patricia Barreto, porque fue ella la receptora de una cantidad de “agresiones” que surgían del personaje de la madre, que luego fueron eliminadas, después de algunas correcciones a los diálogos, con autorización de las autoras, por supuesto. Quedó una relación mucho más actual, humana y creíble, y mucho más real de lo que puede ser entre una madre y una hija.
¿El papel de madre es incondicional en la vida de un hijo?
La madre no debe dejar de apoyar a su hija, porque si se pierde ese apoyo ¿de quién se puede esperar algo? La madre es quien te apoya incondicionalmente, nos puede hacer ver razones, regañarnos, llamar la atención, señalar que estamos mal en algunas actitudes o posturas.
La madre no tiene que ser incondicional de la hija en el sentido de lo que diga o lo que quiera la hija; la madre lo va a apoyar siempre, el discurso puede ser diferente.
¿A qué limitaciones se enfrenta una cinta peruana?
El cine en nuestros países padece de dificultades económicas para cubrir todos los gastos como uno quisiera, porque los presupuestos siempre son muy limitados. Siempre defiendo a los americanos, que usan el foro de cine para filmar, pues allí dentro reconstruyen el set, ya que es la única manera que uno puede controlar la luz o el sonido. Pero además es el espacio que necesita el cine para poderse mover. Acá ahora las películas se filman en interiores de casa verdaderas, las posibilidades de cámara son limitadas. Me ha tocado trabajar hasta en casas y es incómodo, porque uno llega a invadir. Las casas particulares no son para grabar una película, pero se hace por la necesidad. A esas restricciones se tuvo que enfrentar Ani, pero uno se tiene que enfrentar a la realidad. Nuestro cine artesanal apenas está construyendo las bases para desarrollarse de manera más cómoda.
“No me digas solterona” es una comedia, pero en sí abarca una situación verdadera: de la presión, de alguna manera, de la sociedad hacia la mujer para que se case…
A pesar de que es una comedia, los temas son contundentes y uno tiene que asumirlo con seriedad, no con irresponsabilidad. No por el hecho de ser comedia dejan de ser reales los temas que se están tratando. Espero que la película sea un vehículo importante para generar confianza en el público peruano respecto al cine nacional, que sea un vehículo para que las mujeres jóvenes se vean reflejadas positivamente en nuestra historia y que sea un vehículo para que la sociedad, y en general los varones, reconsideren sus posturas.
¿A lo largo de tus años trabajando en muchas producciones has sido testigo de acciones de acoso sexual?
Todos los días de mi vida. El acoso es generalizado, es una norma, una actitud. En el momento en que un director pide a sus alumnos de 17 años que en su primera audición se queden sin ropa ¿te parece normal? No. Así empieza, entonces es generalizado.
El acoso sexual no solo está sistematizado en la televisión, sino en todos lados. El hombre cree que tiene el derecho de acosar, aduciendo que es su hegemonía como macho, como varón. Este comportamiento no solamente es anacrónico, sino inadmisible.