Siendo entusiastas en la defensa de nuestra patria, sea en el interior del Perú como en el extranjero, criticamos la posición silente de nuestra Cancillería, cuando desde gobiernos de otros países, se atentaba contra la estabilidad gubernamental peruana, objetando la sucesión de Pedro Castillo por Dina Boluarte.
Somos conscientes que eran momentos sumamente difíciles, sobre todo cuando los reparos provenían de países con los que teníamos excelentes relaciones, como eran Bolivia, Chile, Colombia y México entre otros, pero que lamentablemente al llegar a sus gobiernos centrales, agrupaciones políticas de izquierda e izquierda radical, no podían ver con buenos ojos el quiebre de direccionalidad que se había producido en el Perú con la sustitución de Castillo por la actual presidenta.
Nuestra crítica se concentraba sobre todo, en el silencio de Torre Tagle y en que no se utilizaba otros canales de diplomacia alterna, como era por ejemplo la diplomacia congresal con las ligas parlamentarias de amistad bilateral, o el aprovechamiento legítimo de la travesía internacional del buque escuela Unión, en que en cada puerto de destino podría exponerse con toda claridad la legalidad y legitimidad de la sucesión presidencial acaecida.
Bueno pues, si se critica cuando corresponde, es necesario que cuando hay rectificación, ello sea resaltado por lo que debemos expresar satisfacción por el cambio producido en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que de una posición aparentemente inactiva pero si silente, ha pasado a tener una posición manifiestamente actuante y eficiente, de lo que debemos estar orgullosos quienes siempre hemos respetado el profesionalismo de nuestra diplomacia, reconocida en el mundo cuando se elevó a la presidencia de la Asamblea de las Naciones Unidas a don Víctor Andrés Belaunde o se entregó la Secretaría General de ésa institución internacional a don Javier Pérez de Cuéllar.
Fundamentando nuestro reconocimiento a la Cancillería, debemos expresar su éxito al haber logrado que el Perú asuma la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico, que nos vincula exitosamente con México, Colombia y Chile, frente a otros países a donde debemos encausar nuestro comercio internacional.
No es menos valiosa, la tarea de la Canciller en el Consejo de Ministros para que se levanten restricciones para viajar al exterior quien ejerce la Presidencia de la República, sin tener vicepresidentes que se encarguen del Despacho. Si bien disentimos del procedimiento empleado, pudiéndose hacer adecuadamente una reforma constitucional parcial, para realizar los viajes se cumplió con el objetivo. La diplomacia presidencial es de suma importancia, más cuando el viaje es a Brasil, cuyo presidente Lula da Silva, tiene una influencia notoria en el hemisferio.
La posición favorable al Perú del Departamento de Estado de los Estados Unidos, respecto a la posición de algunos parlamentarios de ése país, nada amigables con el Perú, demuestra que nuestra Cancillería hizo convenientemente su tarea.
La cobertura de plazas vacantes de embajadores en diversos países, por embajadores profesionales, es algo también destacable, sobre todo en momentos que el profesionalismo es más que pertinente en el manejo internacional peruano.