Hay muchísimas personas que llenan sus tiempos libres enviando mensajes telefónicos, remitiendo whatsapp, atosigando de información que no requieres a través de los correos electrónicos, repitiendo las mismas noticias desde diferentes fuentes y ángulos.
Los que no contamos con tiempo libre o consideramos que la información desmedida y desproporcionada que se nos brinda sin pedirla, es invasiva, en innumerables ocasiones optamos por no abrir los mensajes y si se abren no se contestan o, lo que es más duro, bloquear a quienes nos atormentan.
En días recientes me ganó la curiosidad respecto de un mensaje algo extenso, que se refería a las probables ganancias de las acciones de violencia que nuestro querido Perú venía sufriendo. La curiosidad era perfectamente válida, pues no veíamos como se podría pensar en ganancia cuando todo era pérdida.
Entre las preguntas que contenía el relato en cuestión, estaba por ejemplo ¿Qué ganaron los comunistas en quemar sedes judiciales y del Ministerio Público”. La ganancia, solo para ellos, es que se destruyan expedientes judiciales de minería ilegal, de corrupción, de narcotráficos y de infinidad de otros delitos.
Otra de las preguntas es ¿Qué ganaron los violentistas con incendiar una planta de leche de la empresa “Gloria” en Arequipa?. Lograron llamar la atención, pero perjudicaron a miles de ganaderos que dejaron de procesar la leche y perdieron su sustento.
Siguiendo con los interrogantes, se preguntaba el contertulio ¿Qué consiguieron para ayudar a los comerciantes a elevar sus ventas navideñas? No las aumentaron, ellas disminuyeron, pues la gente atemorizada dejó de concurrir a puestos de venta, ferias, centros de comercio y demás establecimientos mercantiles. Ergo: más pobreza.
¿Cuál fue la ganancia de interrumpir carreteras y otras vías de comunicación? Solo lograron la perturbación del orden público y se ganaron el odio de quienes tuvieron que pernoctar en las vías, y lo peor, sin llegar a sus destinos.
¿Ganaron algo los violentistas y artífices del caos, al quemar algunas comisarías? Bajaron la guardia de los custodios del orden, aunque dejaron a los policías sin sus centros laborales y de acuartelamiento, con lo cual la seguridad en las localidades en que hubo el incendio de comisarías se transformó en nula. Los lugareños expuestos a la lacra delincuencial.
¿Hubo algún beneficio en la toma y cierre de aeropuertos? Por supuesto que no y, los lugares como el Cuzco, con gran actividad turística, dejaron de tenerla y los que se fueron echando chispas, no solo no volverán sino que serán permanentes difusores ante otras personas, de los avatares sufridos, a fin de que no viajen al Perú.
Aquí no hay ganancias, todo es el juego del pierde-pierde, y sin contar daños personales y pérdidas de vidas. Penoso, por cierto, aunque no todas las vidas fuesen necesariamente de buenos ciudadanos.