El comportamiento que se observa en el Perú siguió la tendencia mundial, de acuerdo a Ceplan y el Banco Mundial.
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La entidad explicó que la aportación del sector industria a nivel global ha pasado de 37.3 % en 1970 a 27.3 % en 2020, reduciéndose 10 puntos porcentuales en las últimas 5 décadas, con un promedio anual de caída de 0.2 %.
Añadió que “de acuerdo al Banco Mundial, el Perú no ha sido ajeno a la tendencia global” y que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) ha señalado que, a nivel global, la participación del sector servicios en el valor agregado del PIB aumentó de 53.3 % a 68.2 % entre 1970 y 2020.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) señaló que en el Perú “se evidencia el mismo comportamiento” y se llegó a un nivel de exportación de más de 7.500 millones de dólares en servicios en 2019, que resultó ser un crecimiento de 6.1 % respecto a 2018.
“Para algunos expertos estamos ante una nueva estructura posindustrial, caracterizada porque la mayoría de la fuerza de trabajo ya no se ocupe de la agricultura o de las fábricas sino de los servicios”, aseguró el Ceplan.
Agregó que “se destaca que esta menor participación de la actividad industrial no es propia de los países desarrollados, debido a que la manufactura está dejando de ser el papel de motor de crecimiento en los países en desarrollo, haciendo cada vez más notoria su reducción en la participación” del PIB.
Aun así, para la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), la desindustrialización en los países desarrollados es diferente a comparación de los países vías de desarrollo.
Desindustrilización
El Ceplan detalló la existencia de casos de una desindustrialización “prematura”, que se da en países de bajos ingresos donde la industria suele ser reemplazada por servicios inadecuados, poco calificados o de baja productividad.
Asimismo, existe una desindustrialización “madura” en economías avanzadas “y que abre paso a servicios de alta productividad que funcionan como motor de crecimiento”.
“Es más probable que los servicios asuman un papel más protagónico en la economía de aquellos países que tienen una industria manufacturera dinámica y productiva, en contraste con países con industrialización estancada y de bajo valor agregado”, expresó.
Por esa razón, la entidad peruana señaló que “se sugiere que los países en desarrollo todavía impulsen la industria manufacturera con el objetivo de obtener beneficios que incluyen desde la mejora de habilidades, innovación tecnológica, entre otras actividades, así como promover una industrialización inclusiva y sostenible”.
“La nueva estructura posindustrial se configura como una etapa en la evolución de la sociedad en la cual se reduce la producción de bienes, para ofrecer principalmente servicios. Esto se puede entender como un proceso de cambio económico y social, donde se dan transformaciones en la capacidad industrial y la fuerza de trabajo de una región o país”, finalizó.