Investidura de Arévalo con retraso, protestas y diputados encerrados. Asimismo, se muestra apoyo internacional de Europa, EE.UU y Sudamérica
La investidura, con diez horas de demora, transcurrió mientras manifestantes en la calle instaban a los diputados al cumplimiento de la ley. Dentro del recinto legislativo, algunos congresistas retuvieron y encerraron a sus colegas. En simultáneo, Europa, Estados Unidos y naciones sudamericanas expresaban respaldo total a Arévalo y solicitaban la transferencia pacífica del poder.
Hoy, tras un tumultuoso proceso de transición desafiado por el Ministerio Público, jueces y parlamentarios, el recién investido presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, proclamó: ‘Nunca más el autoritarismo’. En su primer discurso, expresó su reconocimiento al pueblo guatemalteco por su sabiduría y agradeció a instituciones como la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral por proteger el deseo soberano de vivir en democracia.
Bernardo Arévalo de León asumió la presidencia de Guatemala para el período 2024-2028 en una ceremonia solemne en el Teatro Nacional de la capital, con un retraso de diez horas, tras una transición tumultuosa marcada por intentos de «golpe de Estado» denunciados por el nuevo líder desde su victoria electoral en agosto pasado.
Arévalo, un académico de 65 años que encarna la lucha contra la corrupción, asumió la presidencia al final de un día en el que estuvo en riesgo la transferencia de poder del saliente mandatario, Alejandro Giammatei. Giammattei, no asistió personalmente al Teatro Nacional para la ceremonia de traspaso, delegando su participación en su secretaria con el argumento de cumplir con la entrega de su cargo antes de la medianoche del lunes 15 de enero (06:00 GMT).
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«Ante el riesgo de llegar a medianoche sin iniciar los actos protocolarios, en este momento hice entrega de los símbolos de la Presidencia al Congreso de Guatemala», detalló el presidente saliente en sus canales oficiales de comunicación.
La sesión de investidura comenzó cerca de la medianoche del domingo, enfrentando obstáculos planteados por los parlamentarios de la Legislatura saliente. Sin embargo, finalmente se constituyó el nuevo Congreso, lo que permitió la toma de posesión.
El retraso del evento llevó a la partida anticipada de varios invitados especiales, incluyendo los presidentes de Chile, Gabriel Boric; Paraguay, Santiago Peña, y Costa Rica, Rodrigo Chaves, así como el rey de España, Felipe VI, quienes habían viajado a la capital guatemalteca para participar en la ceremonia.
En las calles, cientos de manifestantes exigían que los diputados cumplieran con la ley, mientras que dentro de la cámara algunos congresistas, tomando la justicia en sus manos, obstaculizaban la sesión, llegando a retener y encerrar a otros diputados. Horas de tensión, caos, enfrentamientos con la policía y un presidente electo incapaz de jurar su cargo. Mientras tanto, Europa, Estados Unidos y países sudamericanos expresaban su total respaldo a Arévalo y solicitaban el traspaso de poder.
Arévalo de León finalmente recibió la banda presidencial de Samuel Pérez Álvarez, recién elegido presidente del Congreso este domingo. La ausencia del mandatario saliente, Alejandro Giammattei, en la ceremonia se debió a su argumento de tener que entregar su puesto antes de la medianoche del domingo, enviando los símbolos institucionales al Congreso a través de su secretaria.
Arévalo de León y Pérez Álvarez son fundadores del Movimiento Semilla, un partido originado en las protestas contra la corrupción en Guatemala en 2015, que llevaron a la renuncia del Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015), quien actualmente se encuentra en prisión.
«Es gracias a los jóvenes de Guatemala, que no perdieron la esperanza, que hoy puedo hablarles en este podio», proclamó el académico y líder político, quien agradeció a los pueblos indígenas por defender la democracia de Guatemala.
Arévalo entró al Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias, escenario de la ceremonia de investidura, acompañado por la música del concierto para violín y orquesta «La Primavera» de Antonio Vivaldi.
El recién investido presidente ha prometido una «nueva primavera», inspirándose en el Gobierno de su padre, Juan José Arévalo Bermejo, que tuvo lugar entre 1946 y 1951, considerada como una de las Administraciones más desarrolladas para el país centroamericano.
Junto a su esposa, Lucrecia Peinado, el presidente caminó por el recinto teatral entre aplausos y sonrisas, a pesar de las más de diez horas de retraso en la ceremonia, que finalmente tuvo lugar en la madrugada del 15 de enero, aunque la ley establece que debe realizarse el 14 de enero.
Desde que ocupó el segundo puesto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Arévalo de León y el Movimiento Semilla fueron objeto de persecución por parte del Ministerio Público (Fiscalía) y los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, con la intención de revertir su victoria en las urnas.
El nuevo líder asume el cargo con un discurso anticorrupción, al igual que su partido, que surgió de las manifestaciones de 2015 que llevaron a la renuncia del presidente Otto Pérez Molina.
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