La petrolera pública argelina «Sonatrach» acaba de verse salpicada en un «gran escándalo» relacionado con la entrega de combustible defectuoso al Líbano, según los medios argelinos.
Un nuevo escándalo ha dañado una vez más a la empresa estatal de hidrocarburos de Argelia Sonatrach, la auténtica caja negra del poder argelino, cuyo representante en el Líbano, Tarek Faoual, es objeto de una orden de arresto en ese país de Oriente Próximo.
Tarek Faoual está siendo procesado en el caso del combustible defectuoso entregado por Sonatrach al Establecimiento Público de Electricidad del Líbano. Un caso que está causando una gran controversia, ya que no solamente el representante argelino es el blanco del primer juez de instrucción del país, Nicolás Mansour, sino que el juez libanés también emitió órdenes de arresto contra varios empleados de la empresa de inspección libanesa PST, así como a otros por corrupción, pago de sobornos, fraude y abuso de confianza entre otras acusaciones.
Este escándalo no es el primero de estas características que salpica a la empresa argelina Sonatrach, el ganso de los huevos de oro que proporciona el 95 % de ingresos en divisas de Argelia.
Durante la última década, se han llevado a cabo numerosos juicios contra los directores y funcionarios de Sonatrach. Varios de ellos han sido condenados por corrupción, adquisiciones ilegales, cobros excesivos, derroche de fondos públicos …etc. sin revelar nunca la magnitud de los saqueos que es víctima la empresa nacional argelina.
El actual CEO, Toufik Hakkar, que preside Sonatrach desde febrero pasado, es el duodécimo gerente a cargo de la compañía en 20 años, una ilustración de la inestabilidad que está minando la empresa pública norteafricana.
Antes, fue despedido Kamel-Eddine Chikhi después de menos de tres meses, siendo él mismo, el tercer CEO en menos de un año en administrar la empresa.
Cabe recordar que la filial de Londres, Sonatrach Pétrolier Corporation (PSC BVI) fue ampliamente citada en el caso Sonatrach II, en particular con la implicación de Mohamed Bayou y luego de Chawki Rahal.
En marzo de 2019, el prestigioso medio eBourse había publicado un extenso reportaje sobre esta red y la participación de varios gerentes e intermediarios en este vasto tráfico de productos refinados.
«Con el apoyo de la familia Ould Kaddour, el gerente de Sonatrach Petroleum Corporation (SPC), Rafik Demmak se involucró en actividades extralegales, especialmente en la venta de productos derivados del petróleo».
Todos estos despidos y desgracias tuvieron lugar en el contexto de escándalos de corrupción, desviación y malversación de fondos que afectaron la esfera política, así como la jerarquía militar.
Hoy en día, y después de 60 años de independencia, el pueblo argelino que ha puesto todas sus esperanzas en la empresa pública de hidrocarburos para la construcción del país, observa con amargura que esta empresa ha servido sobre todo para enriquecer a los generales corruptos y a los gerentes sin escrúpulos.
Peor aún… ¿Será que las ganancias de esta empresa van también al beneficio del grupo separatista llamado “Rasd” que Argelia lleva financiando desde que lo creó con el objetivo de desestabilizar a su país vecino Marruecos?
En Perú, esta empresa tiene una filial llamada Sonatrach Perú Corp. S.A.C., que lleva operando desde el 2003, y que es parte del consorcio Camisea, el cual está llevando a cabo operaciones de exploración y desarrollo en el lote 88 en el Cusco.
Tras constatar todos los escándalos y temas de corrupción que rodean esta empresa y sus dirigentes, sería razonable que el Gobierno peruano investigue las actividades y las tome en consideración especialmente en estos momentos tan importantes para el desarrollo de la economía del país.