Pintan más de 300,000 metros cuadrados
Más de 300,000 metros cuadrados del barrio de Leticia se están pintando con murales artísticos. Permitirá convertir las faldas del cerro San Cristóbal en un macromural de un inmenso telar adornado con chacanas que se podrán apreciar desde distintas partes de la ciudad.
El San Cristóbal se pone pintón. En la esquina de la dos de la avenida Leticia, frente a la canchita de arena y la capilla, un mural da la bienvenida y muestra el orgullo del barrio. Edgar Macedo quiso rendirle tributo al señor Gambito y don Marcelino, y con ellos, al personaje emblemático que permitió el desarrollo de estas laderas del San Cristóbal: el cargador.
Pero mientras pintaba los 7 metros de ese frontis, la tarea se alargaba como chicle globo. Venían los cargadores y le decían: “Píntame a mí; yo también cargo”; ya, pues, ven pa’cá. “Tuve que retratar uno por uno”, cuenta Edgar, quien se dedica a la pintura de caballete. Ahora prepara los andamios para empezar un segundo mural en una casa de tres pisos.
Con dos latas de aceite colgadas de un mismo madero, los cargadores permitieron la conquista vertical del cerro tutelar de Lima, en cuyas faldas hoy se ubican 12 asentamientos humanos.
El barrio de Leticia, el primer AA. HH. capitalino, se fundó en 1933 con migrantes provincianos. Como no había agua potable, aparecieron los primeros aguateros. La vida de las personas que viven en sus zonas de ladera y sin acceso vehicular no sería posible sin los cargadores.
El covid-19 afectó a este barrio de callejuelas y escaleras estrechas en lo económico (muchos quedaron sin trabajo) y en vidas. Calculan que un centenar de vecinos fallecieron. La canchita de Leticia ha servido como velatorio de varios de ellos, con todo y música que le gustaba al difuntito.