La Presidente de la República, Dina Boluarte recibió mayoritario apoyo al asumir por orden Constitucional, tan significativo cargo. Sin embargo, de parte de ella no hay, no viene alguna que otra consecuencia acorde con lo que la misma Constitución le señala.
Entre las principales está en el inciso 2 del art. 118 – La actitud displicente a este mandato hace parecer al país como uno acéfalo. Pila de agua bendita, más bien, parece el país. Pila en la que todos los innombrables gobiernistas de la región sueltan malévolas críticas porque no les agrada que la Presidenta de la República sea la Sra. Dina. De paso, no dejan de manifestar su admiración por el corrupto y hoy apresado, Pedro Castillo. A pesar de la voluminosa difusión de audios que confirman que su engreído Pedro Castillo es un corrupto de marca mayor.
Pero vean que Méjico se debate entre la droga y la feroz criminalidad. Al charro eso no le preocupa. Más bien y productivo le resulta criticar al gobierno peruano y reclamar por el corrupto y criminal Pedro Castillo, felizmente preso. Le sigue y con igual propósito, el roto boric. De igual forma los ortegas y cómo no, el indeseable morales. Este último dígase de paso, ha dejado a Bolivia camino a la indigencia. Su títere—el que hoy le sigue, no tiene ningún empeño revertir la paupérrima situación boliviana. Claro, los ojos de esos como los de Castillo solo aspiran hacerse ricos con los dineros de sus pueblos.
¿Es que estamos convertidos en pila de agua bendita Todos esos atorrantes se ocupan del Perú para maltratarlo y aquí como si no tu viéramos gobernante?
En tanto en el frente interno no se ve tampoco que Otárola, el premier tenga alguna intención de fumigar, limpiar la casa repleta de podredumbre dejada por Castillo. Sin ir a minucias, veamos cómo es que van saliendo los podridos altos jefes policiales descubiertos en malas artes, Trabajo, en solitario, de la fiscalía. De parte de palacio se sigue contando con los que el gamberro de chota puso a comer en paila.
Preguntemos qué hay de los gavidias y demás especímenes de la gentuza del chotano.
Ante la magnitud de la escoria dejada por el gamberro de chota; es menester que alguien en el congreso presente proyecto de ley para reforzar con personal especializado a la fiscalía. Será, barrunto, que es demasiada la carga procesal que permite que lagartos, Salaverries, cerrones, bermejos y demás delincuentes caminen libres como si fueran impolutos angelitos con el peligro—para la población, que se acojan a la “ansiada” prescripción.
Junto a la inacción de Dina jugando en pared están los inquilinos del callejón empeñados y preocupados por sus comodidades. Con el cuento o pretexto de que hay que reforzar la estructura del legislativo algunos aprovechan para que les cambien el parqué; que les instalen nuevas alfombras. Que ese cuadro no me gusta. Que me traigan a la Mona Lisa o cualquier otra obra de Picasso o Dalí.
Lo costillante y para colmo de la ancha base de la ostra otorongueña es que aducen, en defensa que: esos cambios y esas comodidades son del Estado y ellos no se las van a llevar. Así que por ahora me cambien esos grifos y me instalen unos con manubrios de oro.
Diera la impresión que la gringa inga, perdón la colorada pareja del guarapero de Cabana los hubiera contagiado con sus exquisiteces. Ella pretendió poner nuevos mármoles, cuadros, alfombras. Todo le parecía obsoleto. Es tanta la huachafería de los políticos que hay que pedir al cielo –el que pide al cielo y pide poco es un loco–no vaya a ser que un nuevo y chiflado gobernante pretenda derrumbar la casa de Pizarro porque no le gusta y… “es urgente” remodelarlo. Viene con su cinta de cutra.
Pero algo de eso existe. Alguno de los picapleitos – de los más encumbrados – se ha fijado en la vetusta, por el abandono, suciedad y tugurización que presenta el Palacio de Justicia. La carceleta, por lo pronto, instálenla junto al terminal pesquero a ver si con el “aromático” olor se mueren los gamberros. ¡Oigan! Por favor, por lo menos lávenle la cara.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.