La renuncia entre los políticos de esta parte del continente es un chiste. Laberintosos de afuera y dentro del hemiciclo pidieron—ya no piden—a grito pelado, que la Sra. Dina, presidenta de la República, renuncie al cargo. Entonces renunciando ella nosotros congresistas, renunciamos. Y en ese grito que se volvió estribillo o sea el pan del día de los impresentables. Pero se les acabó el dinero que vía el gorriti ése, recibían.
Cambiaron el swich al contento de saber que la Presidenta ya le había agarrado el gustito al sillón y no renunciaría. Faltó que salieran en comparsa ¡¡ Yupiii¡! Nos quedamos hasta el 26. Todo se destapó como una farsa a sabiendas que el cargo de congresista es irrenunciable. Pícaros haciendo creer que ellos eran buenitos que se despojaban de todo como cura franciscano.
Con esa aparente calma se arrancaron los grupos políticos que todo lo quieren y, seguir viviendo del sudor ajeno.
Los de Fuerza Popular se arrancaron a prender velas y echar incienso para “animar” a su jefa Keiko a participar en las elecciones presidenciales con el adulón: “Ella es la mejor documentada. Ella tiene todas las condiciones de gran estadista”. Y así van echando pétalos de rosa al paso de su jefa. Sacando manteca los nano, con los Galarreta se afanaban a lanzar las más sublimes loas para ella. Que ella, dijeron,estaba repleta de virtudes.
Vean, para graficar si en el caso negado, que la señora Keiko pasara a segunda vuelta y su antagonista también candidato el que fuera un chupetero, emolientero o cualquier otro indigente mental con o sin sombrero, de lejos, gana. Pero qué importa a sus seguidores ya lograron sentarse en una curul. Ese es el negocio. De paso hay que advertir que los de Fuerza Popular ocasionarían un gran daño a la mayoría de peruanos.
Es preocupante que sigamos hablando de la nefasta corrupción cuando observamos que la Sra. Presidente no quiere hacer una limpieza del aparato público. En reversa da la impresión que se ha propuesto “reforzar” las filas de los seudo-terrucos. Nombrando personajes muy afines al sombrerón Pedro Castillo.
Tanto es así que el reciente nombrado ministro de salud así lo confirma con el cerro de anticuchos que acarrea. Sospechoso que Otárola o quién sabe quién es el consejero político de la Sra. Dina a la que le alcanzan torpedos.
La ciudadanía advierte que ese nombramiento es un contra sentido. Pero ella o el que la aconsejó, no. De eso están contentos los rojos del hemiciclo, tanto como contrariados por la prisión preventiva para la Betsy. Y sobre esto la señora Dina va tomando fuerza en ese sentido pues ha defendido muy ardorosamente a la renunciante ministra de salud ayayera muy cercana del lagarto.
Entre los disparates que dijo en su favor mencionó que ha habido tres clases de dengues, pobrecita ella; Lo que en verdad ocasiona la enfermedad es el virus dengue (4 serotipos) que es trasmitido por un sancudo llamado AEDES AEGYPTI que se producen y reproducen en los depósitos de agua de consumo humano.
Entonces para la señora que brilla con luz propia debe instruir bien a la que lo nombrara como ministra de salud. Que mal consejo de algún descerebrado. Procuren nomás que no lo piquen con disimulo porque pueden ser afectados en el (…)
Entonces es preocupante que la presidenta no dé muestras de querer fumigar la cosa pública. Más bien, la está retroalimentando. De paso, En el Congreso ya pusieron el grito en el cielo y con mucha razón piden que se vaya o que lo borren de inmediato al último juramentado. De yapa con el de justicia que también es de urgencia, que se borre o que lo borren.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.