Teniendo como origen la figura del ¨Ombudsman¨ de Suecia de 1809, nuestra Constitución de 1993 crea la Defensoría del Pueblo, este mes se cumplen 29 años desde su nacimiento y considero pertinente realizar un balance y proponer alternativas para su mejor desempeño.
Para ello debemos tener claras las funciones de esta importante entidad que hasta el momento viene pasando inadvertida pero que en realidad debería ser el primer colaborador ¨crítico constructivo¨ del Estado, las tres principales funciones que tiene son las de defender los derechos fundamentales de los ciudadanos, supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración del Estado, así como velar por la eficiencia en la prestación de servicios públicos.
Después de casi tres décadas y a pesar de los denodados esfuerzos realizados por sus extraordinarios colaboradores de planta, podemos concluir que su eximio presupuesto, sumado a la falta de liderazgo permanente y continua de algunos Defensores, que solo buscan defender posiciones ideológicas, ha condenado a esta institución al anonimato, a la burla e indiferencia ante sus informes por parte de malas autoridades que simplemente ignoran sus recomendaciones y continúan abusando de los ciudadanos.
Esto se debe a las escasas oportunidades en las que un ¨Defensor del Pueblo¨ se ha colocado verdaderamente los pantalones y ha denunciado penalmente a algún mal funcionario o autoridad por hechos irregulares que hayan sido puestos en conocimiento de las oficinas defensoriales, muchas veces solo dedicándose a perseguir a personal de las fuerzas del orden por acciones llevadas para retomar el orden interno y la paz en el país.
Por ello no solo basta con contar con un nuevo ¨Defensor del Pueblo¨ comprometido, valiente con experiencia académica, técnica y con trayectoria en defender derechos ciudadanos, sino una reforma de la propia Defensoría y su enfoque en la manera de como ha venido intentando defendernos como sociedad todos estos años, para ello se deben implementar formas creativas para incentivar a los propios ciudadanos a que se conviertan en ¨defensores¨, es necesario trabajar desde los colegios para enseñar a nuestros niños sus deberes, derechos y las maneras de cómo defenderlos, con las universidades, iglesias, juntas vecinales, asociaciones y sociedad civil se debe crear un programa de ¨Defensores¨ distritales, provinciales, regionales y hasta un voluntariado de defensores nacionales.
Este ejército de voluntarios capacitados y motivados por la propia defensoría permitirá ampliar su capacidad operativa con un gasto sumamente reducido, urge también la creación y difusión de un registro nacional de entidades y autoridades que inobservan informes de la Defensoría, así como tener un área de defensa legal del ciudadano que asuma la representatividad en hechos irregulares de corrupción o violación de derechos ciudadanos de índole penal, es necesario también asumir la defensa de los derechos de los miembros de la fuerzas del orden y las víctimas del terrorismo, estas propuestas bien implementadas servirían para poner a esta importante y tuitiva institución entre las más prestigiosas del país. Todos somos los convocados para apoyar estas reformas.
