Durante el juicio, DePape admitió que sabía lo que estaba haciendo
David DePape, de 44 años, ha sido sentenciado a 30 años de prisión tras irrumpir en la casa de la ex presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, y agredir brutalmente a su marido, Paul Pelosi, en octubre de 2022. La fiscalía había solicitado una pena de 40 años, considerando el ataque como «un acto de terrorismo nacional». En noviembre del año pasado, un jurado lo declaró culpable de todos los cargos.
Nancy Pelosi, de 84 años, detalló en una carta al juez las secuelas que aún sufre su marido a causa del ataque, ocurrido el 28 de octubre de 2022. «El acusado dañó gravemente los nervios de mi mano izquierda», relató Paul Pelosi en su testimonio. «La derecha estaba sin guantes, exponiendo nervios y vasos sanguíneos en carne viva». A pesar de múltiples cirugías y tratamientos, Paul Pelosi todavía siente los nervios comprimidos en su mano izquierda, lo que le dificulta realizar tareas básicas como abotonar ropa, usar cubiertos y herramientas simples. Estuvo hospitalizado durante seis días tras el ataque.
Nancy Pelosi también escribió su propia carta al juez, destacando que 18 meses después de la intrusión, aún quedan señales del ataque en su vivienda de Pacific Heights, un exclusivo barrio de San Francisco donde residen desde 1987. «Nuestro hogar sigue siendo una escena del crimen descorazonadora», afirmó.
También puedes leer:
El ataque ocurrió alrededor de las 2:30 de la madrugada del viernes 28 de octubre, pocos días antes de las elecciones legislativas en Estados Unidos, en un contexto de crecientes amenazas contra miembros del Congreso de ambos partidos políticos. Paul Pelosi, fundador de una firma de capital de riesgo y propiedades inmobiliarias, fue sorprendido por DePape, quien lo golpeó violentamente con un martillo.
Durante el juicio, DePape admitió que sabía lo que estaba haciendo y confesó a la policía que estaba en una «misión suicida». Llevaba consigo cinta aislante, cuerdas y el martillo para ejecutar su plan, que consistía en romperle las rodillas a Nancy Pelosi si no le decía la verdad. DePape estaba convencido de que la demócrata formaba parte de una siniestra conspiración dentro de su partido, que incluía el secuestro de niños. Señaló además que consumía numerosos vídeos y podcasts de movimientos como QAnon y la ultraderecha afín a Donald Trump.
El caso de David DePape subraya la peligrosa influencia de las teorías conspirativas y la retórica extremista que han ganado fuerza en los últimos años. Su sentencia a 30 años de prisión envía un mensaje claro sobre las consecuencias de la violencia política y el terrorismo doméstico. Mientras tanto, la familia Pelosi sigue lidiando con las secuelas físicas y emocionales de aquel fatídico día, enfrentando un proceso de sanación que aún parece lejano.