Este domingo, Barcelona peleará por su undécimo título contra el Kielce.
El pabellón de Colonia inició como una caldera, dejándole claro al Barcelona que frente al Kiel jugaba en territorio poco amistoso, y acabó con un inofensivo soniquete de ruidos y bocinas en la esquina de los aficionados alemanes.
El Barça más firme y sólido sometió este sábado con enorme autoridad al empedrado y a un antagonista que se quedó bastante corto tras el tiempo libre, incapaz de tolerar el ritmo de producción azulgrana y de un Aleix Gómez en modo ventilador (12 goles en 13 lanzamientos). En la otra orilla, sin los heridos Sagosen y Pekeler (entre los dos sumaban un cuarto de los muchos de su equipo en Champions) y una portería transparente (Niklas Landin concluyó con apenas 6 paradas y un pobre 17% de acierto), la pared se ha sido agrietando al tiempo que los muchachos de Carlos Ortega iban encontrando las resoluciones exactas. Caminando de pista, en el palco culé, un bronceado Joan Laporta, con Iñaki Urdangarin justo detrás de él, se relamía por el triunfo y echaba cuentas para la undécima Copa del continente europeo de los suyos.
Jamás un vigente campeón había alcanzado la final al año siguiente a partir de que el torneo se resuelve en la última década con una Final Four en la metrópoli germana. Jamás el Barcelona había derrotado al Kiel en la cita de Colonia. Ambas cosas hicieron este sábado el grupo azulgrana.
Le queda la tercera. Realmente, la exclusiva que surge en los libros de historia. Enfrente va a tener al Kielce (este domingo, 18.00, Dazn), que a primera hora de la tarde se retornó a ingerir al Veszprem (35-37) con 10 min de rabia. En la etapa de equipos, la escuadra del núcleo familiar Dujshebaev (Talant lidera a sus hijos Álex y Dani) derrotó al Barça en ambos duelos.
