El supervisor del BCE emite su dictamen sobre el gravamen a la banca diseñado por el Gobierno de España.
El Banco Central Europeo (BCE) se opone al impuesto a la banca. El supervisor bancario ha emitido hoy su veredicto sobre el nuevo gravamen temporal que el Gobierno de España prevé aprobar a finales de año y con el que pretende recaudar 3.000 millones de euros entre los años 2022 y 2023. En ese sentido, el BCE, alerta de que el nuevo tributo pone en riesgo la concesión de crédito, podría distorsionar la competencia y además señala que los bancos deberían trasladarlo a los clientes.
En las últimas semanas, el supervisor ya había dejado caer que no es partidario de este tipo de gravámenes si de alguna forma contribuyen a restringir el crédito o perjudican a la solvencia del sector. Hoy, oficialmente, ha anunciado su postura y pone en duda varios puntos de la redacción de la Proposición de Ley que se está tramitando en el Congreso.
Hacienda se escuda en los beneficios
También muestra su reticencia a que un banco que presente pérdidas deba afrontar el pago de mayores impuestos. «La consideración de una entidad de crédito afectada como obligado al pago del gravamen temporal mientras registre pérdidas netas, distorsionaría significativamente y perjudicaría aún más la resiliencia de un banco deficitario.
Trasladar el impuesto a los clientes
Por otro lado, el Gobierno de España se ha asegurado de que los bancos no repercutan el impuesto a los clientes. Para ello, ha incluido en el texto de su propuesta la prohibición de trasladarlo en forma de un encarecimiento del crédito, y cuyo incumplimiento constituirá una infracción grave. Sin embargo, el BCE señala que los bancos sí que deberían trasladar el impuesto a los clientes, ya que en la formación de precios deben tener en cuenta todos sus costes, incluidos los fiscales.