IVAN TORRES LA TORRE
En las últimas semanas se ha definido que si o si se convocará a referéndum para el próximo 9 de diciembre.
Como dije en una anterior columna, si bien es cierto el referéndum es un mecanismo de carácter constitucional mediante el cual pueden someterse a decisión ciudadana, aspectos como la reforma total o parcial de la Constitución, aprobación de normas con rango de ley, ordenanzas municipales y aspectos de descentralización, cabe la pregunta: ¿El referéndum es el camino para luchar contra la corrupción?
Como ya es sabido, en el referéndum se nos va a preguntar si queremos la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura, si queremos la bicameralidad en el Parlamento, es decir senadores y diputados, si queremos o no la reelección inmediata de parlamentarios y finalmente nos preguntarán si reformulamos la ley de financiamientos de partidos políticos.
Cabe preguntarse: ¿En el supuesto que los peruanos digamos que sí, con estas cuatro preguntas, el presidente cree que va a combatir a la corrupción de manera frontal?, más aún si ahora al presidente ya no le gustan los cambios que el Congreso introdujo al proyecto de reforma de bicameralidad. Esto es un chiste o una lavada de manos.
Es evidente que todos los peruanos aspiramos a que se implementen las reformas en el CNM, todos queremos que el financiamiento de los partidos políticos sea transparente y claro, la mayoría pensamos que los parlamentarios no deben ser reelectos de manera inmediata y ningún peruano, salvo que sea político, tiene claro qué es lo mejor para el parlamento: bicameralidad o unicameralidad.
Como dije en una anterior columna esto es un juego populachero. Esto es barato. Sin perjuicio de la falta de técnica legal que, pese a ser abogado me abstengo de explicarla porque sería denso. Repito que, en mi opinión, todo este asunto del referéndum responde a una falta de autoridad que lidere el verdadero cambio de las instituciones, generando los nuevos cuadros para el poder judicial con una reforma profunda de este poder del Estado. ¿Acaso se puede pensar que con esta reforma se combatirá frontalmente la corrupción?
Finalmente, como dije anteriormente el referéndum es el reflejo de un reiterado temor en la toma de decisiones históricas para el país.
Es decir, se está dejando en manos del pueblo este tipo de medidas, el país está avanzando en base al clamor popular y, si se equivoca, el presidente dirá que el pueblo decidió así y que no pudo hacer más. El referéndum es un error de lectura política, es ocioso, atenta contra la urgencia de tomar medidas inmediatas, expeditivas, profundas, sin negar que es un mecanismo constitucional pero que, lamentablemente, es una lavada de manos del primer mandatario de la República. Sigamos atentos a como se desarrolla esta historia. Hasta la próxima semana.