Hace más de 10 días Amnistía Internacional (AI) presentó un informe contra el Reino de Marruecos, con respecto a su afirmación de que un periodista marroquí fue víctima de una operación de espionaje por las autoridades marroquíes, al someter su teléfono a múltiples ataques utilizando una tecnología sofisticada de una empresa extranjera.
Desde la fecha del informe, el 22 de junio el gobierno marroquí ha exigido a esta organización de derechos humanos que presente pruebas de sus alegaciones, sin embargo, AI solo ha mostrado mutismo, un silencio irresponsable, que solo demuestra que no tienen sustento sus acusaciones.
El problema no estriba solo en eso, sino que AI, desde hace cuatro años ha presentado más de 70 informes contra el país norafricano, es decir, una campaña sistemática –individual y única- interesada en solo socavar la imagen del Reino, y que contrasta con los informes de otras organizaciones internacionales de Derechos Humanos favorables a Marruecos, en los que destacan sus logros en esta materia.
Por ejemplo, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, destacó los esfuerzos realizados por Marruecos en la última década para construir una sociedad más respetuosa con los derechos humanos. Mencionó las reformas más relevantes, como la aprobación de la nueva Constitución y la creación de nuevas instituciones que promueven una mayor participación social, como la Defensoría del Pueblo. En igual sentido se pronunciaron el vocero del secretario general de la ONU y el Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea.
El canciller marroquí, Nasser Bourita, ha sido enfático en señalar que como AI no presenta informes, lleva a preguntarse sobre el contexto de este informe y “que el Reino no puede aceptar las alegaciones contenidas en el informe sin pruebas claras”, además que AI tendrá que asumir su responsabilidad.
“Si esta organización no quiere proporcionar a Marruecos las pruebas que respalden su informe, tendrá que presentarlos al mundo en una conferencia de prensa”, mencionó Bourita.
Dijo, de otro lado, que lo que está sucediendo actualmente se suma al tratamiento “no profesional” que Amnistía Internacional ha dispensado a Marruecos desde años mediante su focalización continua y sistemática en el Reino a través de los informes y datos publicados por esta organización, señalando que en el primer semestre de este año se publicaron nueve informes relativos a Marruecos y que desde 2016 hasta hoy en día se han publicado 72 documentos sobre el Reino, además de las campañas internacionales y mediáticas contra él.
Marruecos reafirmó su apertura continua a las organizaciones internacionales, tanto gubernamentales como no gubernamentales, instando a que esas organizaciones trabajen con profesionalismo y credibilidad y elaboren sus informes en el marco de un diálogo y sobre la base de procedimientos, pruebas y cuestiones claras y concretas.
Las pruebas que solicita Marruecos es un pedido razonable para tomar las acciones del caso y ejercer un elemental derecho de defensa. Si Amnistía Internacional persiste en no acceder a presentarlas, va contra su propio prestigio, objetividad y transparencia, por lo que la comunidad internacional tiene que tomar nota sobre la parcialidad e injusticia de sus informes, peligroso y alarmante precedente para sus países.