Por su cabeza, EE.UU. Ofrecía US$ 5 millones y el gobierno colombiano US$ 800 mil y cayó en operativo militar
BBC.COM/MUNDO
La captura del narco colombiano Darío Antonio Úsuga David, alias Otoniel, el mítico jefe del “Clan del Golfo”, una organización proveniente del paramilitarismo de derecha, el más buscado después del fallecido narcotraficante, Pablo Escobar, tenía dos precios: el gobierno de EE.UU, ofrecía US$5 millones por información por su captura y el colombiano, unos US$ 800.000.
Su captura, tras diez años de persecución, fue hecha finalmente por un operativo conjunto del Ejército, Fuerza Aérea y la Policía Nacional, con la participación de 300 comandos de los 3 institutos y una veintena de helicópteros.
Otoniel, de 50 años de edad, cayó el pasado sábado 23 en el municipio de Necoclí, distrito de Turbo, en la subregión de Urabá, departamento de Antioquia. en el noroeste de Colombia.
Así lo señaló el presidente Iván Duque, quien en una conferencia de prensa dijo que la captura de Otoniel «es el golpe más duro que se le ha propiciado al narcotráfico en este siglo en nuestro país, solamente comparable con la caída de Pablo Escobar, en los años 90» y considera que «marca el final del Clan del Golfo».
Zona de operaciones
Otoniel era reconocido como el jefe de uno de los carteles de la drogas más importantes de Colombia, el llamado Clan del Golfo, un cartel proveniente de las estructuras del paramilitarismo de derecha, las Autodefensas Unidas de Colombia, que se desmovilizaron en 2006 y de las cuales varios cabecillas se reciclaron en estructuras criminales que perduran.
La organización comandada por Otoniel es la llamada Autodefensas Gaitanistas de Colombia, que se calcula cuentan hoy con unos 2000 integrantes y opera en 128 municipios del país, especialmente en la zona del golfo de Urabá –precisamente donde fue capturado-, en los departamentos de Antioquia y Córdoba, en la costa pacífica de Chocó, Cauca y Nariño.
En esta zona, así como en el Norte de Santander, sostenía enfrentamientos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de la exguerrila de las Farc, por el control del narcotráfico en esa región.
Cerco a la banda
El cerco del ejército colombiano y la policía estaba cada vez más próximo al capo, tras casi diez años de persecución bajo la operación Agamenón, la que ya había dado de baja a dos de sus más cercanos colaboradores incautado recientemente más 400 toneladas de cocaína.
En agosto pasado fue capturado uno de sus escuderos y encargados de la seguridad, Luis Daniel Santana, alias Machete, justo cuando se aprestada a dar el sí, a plena luz del día, en la iglesia del pueblo de Uramita, en Antioquia, con lo que antes de tener esposa quedó esposado por la policía.
Dos años atrás, en agosto de 2019, su hermano Carlos Mario también fue detenido dentro de la misma operación Agamenón, lo que significó un golpe para la estructura del inicialmente llamado Clan Úsuga, y cuyo nombre luego cambió en 2016 a Clan del Golfo por esas cosas que pasan en Colombia.
El cambio de apellido se debió a que por ser común en la región hubo una demanda por parte de colombianos inocentes que vieron su buen nombre afectado por esa denominación.
Las autoridades hicieran el ajuste: el primero para quitar las referencia al lugar de procedencia, «los urabeños» y borrar el estigma contra los pobladores de la región de Urabá; y el segundo cuando dejaron de llamarlos el Clan Úsuga, precisamente por la demanda de los ciudadanos, con lo cual se simplificó sui denominación a una referencia geográfica –el Clan del Golfo- por el lugar donde opera esta estructura paramilitar.
Operación Osiris
La operación de su captura fue ejecutada por el general Jorge Luis Vargas, un curtido oficial que comanda la policía colombiana, quién llevaba ocho años tras los pasos de alias Otoniel, y planeó la Operación Osiris. Vargas, en el marco de la Operación Osiris y la participación de 500 comandos, inició su acción el viernes 22 en la madrugada para llegar de sorpresa hasta el cerro del Yoki, en el Urabá antioqueño.
Al operativo se sumaron los apoyos satelitales de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, lo que permitió comprobar la existencia de los ocho anillos de seguridad con los que contaba el capo, dispuestos con una diferencia de entre uno y tres kilómetros de distancia, con lo cual el operativo se anticipó a sus rutas de escape. Paradójicamente, al momento de su captura se encontraba solo, tras la huida de dos acompañantes.
Cabe destacar que las estructuras de seguridad de Otoniel habían sido previamente golpeadas a lo largo de este 2021, a través de allanamientos y capturas o enfrentamientos con miembros del Clan del Golfo.
Golpes claves
Pero, los principales golpes contra Otoniel no fuero militares, sino legales, como: la extradición de su hermana, Nini Úsuga David, y dos de sus primos, todos enviados a Estados Unidos por petición de juzgados de Nueva York y la Florida.
Estas batallar legales minaron las estructuras del grupo delincuencial, pero sin duda el más fuerte fue la extradición de Diego Fernando Coca, alias Platino, capturado en 2018 y enviado a EEUU en enero del 2021, quien era de la entraña del clan y dueño de la información logística del envío de drogas ilícitas a Norte América y del tráfico de armas de la organización.
Otoniel, consciente de que era objeto de una tenaz persecución, prefería dormir en plena selva para no ser tan fácilmente rodeado de permanecer en alguna casa de la región.
Las autoridades también resaltaron el apoyo de las comunidades asoladas por las acciones criminales de Otoniel y el Clan, en especial por el reclutamiento y abuso sexual de menores y mujeres.
El Clan del Golfo ha sido señalado como el responsable del asesinato de líderes sociales y exguerrilleros der las exFARC que había suscrito el Acuerdo de Paz con el gobierno colombiano.
Una historia de violencia
Otoniel nació en Antioquia a principios de la década del 70 y a los 16 años se sumó junto a su hermano a las filas del desaparecido movimiento guerrillero Ejército Popular de Liberación (EPL).
Luego junto a su hermano Juan de Dios Úsuga David, alias «Giovanni», se vinculó a las FARC y más adelante, en lo que parece un giro de 180 grados, a los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia.
En 2005 ese grupo se desmovilizó (dejó las armas), pero los hermanos se unieron a las filas del jefe narco Daniel Rendón Herrera, alias «Don Mario».
Cuando éste fue capturado en 2009, Otoniel y Giovanni quedaron a cargo de la organización.
Otoniel se convirtió en líder máximo cuando su hermano murió a manos de la Policía Nacional durante un asalto a una «narcofiesta» de fin de año, el 1 de enero de 2012.