Por el presunto delito de lesiones graves en perjuicio de la exagente Leonor La Rosa
Esta tarde, la Cuarta Sala Penal Liquidadora Nacional Transitoria tiene programada la lectura de la sentencia de Vladimiro Montesinos por el presunto delito de causar lesiones graves a la exagente del desactivado Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Leonor La Rosa Bustamante.
La sala llevará a cabo la audiencia de forma virtual a partir de las 3:00 p. m y revelará su veredicto final. Cabe destacar que el pasado jueves 21, Vladimiro Montesinos presentó su autodefensa, solicitando su absolución en este caso.
La Sala Superior también informará la decisión que tomará respecto al proceso penal en el que están involucrados Nicolás de Bari Hermoza Ríos, exjefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, y Julio Salazar Monroe, exjefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).
En febrero de 1997, Leonor La Rosa hizo público un testimonio impactante, acusando a agentes militares y de inteligencia de su detención, violación sexual y tortura. Estos horribles eventos ocurrieron durante el mandato del expresidente Alberto Fujimori. La razón de su sufrimiento fue su presunta filtración a la prensa de información catalogada como «confidencial».
Leonor La Rosa, junto con la ya fallecida agente de inteligencia Mariela Barreto, fue señalada como la responsable de divulgar a los medios casos de corrupción vinculados al régimen de Fujimori. Este acto de valentía, al denunciar los abusos y corrupciones, le costó a La Rosa su libertad y su integridad física, demostrando así la brutalidad con la que se enfrentaron aquellos que intentaron exponer la corrupción en el gobierno de Fujimori.
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La narrativa escalofriante de su sufrimiento a manos de torturadores, según la Defensoría del Pueblo, revela horrores inimaginables: quemaron sus manos, piernas y brazos, provocando hemorragias nasal y vaginal, junto con una lesión en la médula espinal que la condenó a vivir en una silla de ruedas.
Este acto atroz llevó al exjefe de Estado, Alejandro Toledo, a ofrecer disculpas en nombre del Estado peruano en febrero de 2002. Como una forma de reconocer el daño infligido, se le otorgó a la víctima una indemnización de 120 mil dólares.
En la actualidad, Leonor La Rosa, enfrentando las secuelas de la paraplejia, reside en Suecia desde 1998. En reconocimiento a su situación, fue reconocida como refugiada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Su vida, marcada por el dolor y la movilidad limitada, sirve como testimonio impactante de la violencia que puede infligirse a los derechos humanos, mientras busca refugio en un país que ofrece una nueva esperanza.