Lo primero que los peruanos debemos de tener en cuenta luego de la captura de Toledo, para que se le lleve ante los tribunales americanos en una audiencia en la que seguramente va a poner una carta fianza bastante grande para seguir conservando su libertad y como consecuencia de ello se inicie el proceso de extradición, es que esto es una vergüenza.
Ya antes habíamos explicado, tanto en estas líneas de La Razón, como en Combutters por Willax y PBO Digital, que Toledo personificó a la nación, ganó elecciones diciendo que era una persona incorruptible, fustigando al fujimorismo y al montesinismo. Le dijo mil veces “corrupto” a Alan García y persiguió y metió a la cárcel a muchísimas personas.
Él y Eliane Karp fueron “un par de aventureros” como alguna vez reseñaron hasta en un libro donde dicen que llegaron al poder con ánimo rapaz de generar muchísimo dinero.
Hay que entender que Toledo no solamente ha lucrado con la Interoceánica, que es lo primero que sabemos. Toledo probablemente haya lucrado con negocios en cuanto a emisión de bonos, con otras obras públicas como las de OAS, y con otras empresas del “Club de la Construcción” como Graña y Montero, pero Toledo también tiene un poder inmenso porque nunca quedó esclarecido cómo es que la familia Miró Quesada y la familia Mohme se hizo de las acciones de canal 4 y allí hay una cuestión que se llama poder.
El día de hoy todo el mundo sabe que el Grupo El Comercio está en una crisis inmensa y que si perdieran canal 4, el Grupo El Comercio simplemente quebraría. Lo propio pasaría con el Grupo La República y por qué digo esto: porque según la ley actual, el señor Toledo, pese a ser cabecilla, puede venir y puede pedir la CONCLUSIÓN ANTICIPADA de su juicio y dar una CONFESIÓN SINCERA para entrar a un proceso de COLABORACIÓN EFICAZ.
Y el señor puede tomar los delitos por los cuales está siendo investigado y procesado por la fiscalía peruana y reducir la pena. Es decir, si Toledo tiene un problema de colusión, de cohecho, de lavado de activos, de corrupción de funcionarios, de asociación ilícita para delinquir, podría tomar todas esas penas y reducirlas en una sola, porque a él se le tienen que sumar las penas porque fue funcionario público, y puede canjearla por una, no sé, de quince años.
Pero el drama viene ante la posibilidad de que sea sentenciado: porque no solamente puede tirar dedo respecto a lo que nosotros presumimos que él puede saber ya que las coimas con OAS y Odebrecht las hizo con ministros, con viceministros como un millón de veces lo hemos reseñado.
El drama para muchísima gente es que Toledo va a empezar a tirar dedo sobre casos que la fiscalía ni imagina. Y allí es que va a empezar su venganza, porque el chakano no pretende morirse en la cárcel. Va a poder hacer como ha hecho Odebrecht en Brasil y como han hecho muchos otros delincuentes –porque ciertamente lo es y muy seguramente va a ser sancionado– comenzando a hablar de otros casos y comenzando –como dicen los delincuentes en el idioma lumpen- a “filetear su pena” y echar a sus “causitas” (“causa” es quien está contigo encausado en un mismo juicio) y cuando comience a tirar dedo de otros negocios que puede haber hecho, allí quiero ver a tanta gente que está pasando piola.
Por eso les digo: no es tan sencillo que Toledo venga, no solamente es un esfuerzo que puede llegar a 280 o a los 300 días. Es el esfuerzo de muchos peruanos muy poderosos, muy millonarios que lo prefieren muerto en Estados Unidos que vivo en el Perú. La justicia tarda pero llega, no solamente para Toledo, sino para sus cómplices de todo pelaje, rango social y poder económico.