Declara primer periodista peruano que llegó a zona de guerra entre Rusia y Ucrania
Ricardo Sánchez Serra se arriesgó a ir a la zona de conflicto entre Rusia y Ucrania. Estuvo en Donetsk, Lugansk y Mariupol. Él es columnista de La Razón, presidente del Centro Federado de Periodistas de Lima. Recibió premios nacionales periodísticos de la iglesia Católica, Comunidad Judía y recientemente obtuvo el premio mundial de periodismo “Visión Honesta 2023”. A continuación, sus declaraciones.
¿Cuáles son tus primeras impresiones de volver de la zona de guerra del Dombás?
Satisfacción de poder contar lo que vi. Mucha tristeza por lo que he comprobado. Y de regresar bien físicamente.
¿Cómo tomó su familia el viaje?
Naturalmente mis hijos no querían que fuera. Muy pocos sabían del viaje por razones de seguridad. Amigos me dijeron que me cuidara y otros bromeaban enviándome la canción “Mambrú se fue a la guerra…”. A mis hermanas, que no están bien de salud, solo les dije que iba a Moscú para no preocuparlas.
¿Tuvo miedo?
Al principio cierta incertidumbre. Miedo no. Más bien, mucha pena por la gente que vive allí, niños, ancianos, madres, civiles en general que viven allí con inseguridad.
¿Estuvo en peligro?
No. Se sentían ruidos de bombardeos, aviones. El patriotismo de la gente te daba más adrenalina. Ellos al salir de sus casas, no sabía si volverían o encontrarían sus casas destruidas. Los ataques ucranianos a población civil son criminales. Son gente de mucha fe y esperanza que vendrá la paz.
¿Se contactó con los soldados?
Estaban en la retaguardia a unos 15 kilómetros del frente. Muy optimistas y a la vez preocupados que en año y medio no había recambio y no veían a sus familias. Decían que estaban allí para que la guerra no llegue a sus casas. Que estaban en el lado correcto. Que si llegaban las tropas francesas los derrotarían al igual que al ejército formidable de Napoleón. Y que Rusia no empieza las guerras, las finaliza.
Igualmente, me reuní con dirigentes universitarios de diversas carreras, de la Universidad de Donetsk. Me mostraron fotos, con tristeza, que su universidad había sido atacada varias veces por los ucranianos. El dormitorio de ellos estaba bombardeado, inservible. Tomaban clases a distancia, pero había cortes de luz y agua. Estaban muy frustrados. Pero les pregunté si querían irse, me dijeron unánimemente que no. Que terminarían como sea y que ayudarían a la reconstrucción del Dombás. Les pregunté sobre su origen étnico, eran de etnia rusa o ucraniana, griegos, georgianos, pero todos con parientes, abuelos, bisabuelos, tíos, padres rusos, ucranianos, bielorrusos. Se sentían, otra vez, más rusos que otros y protegidos y seguros con el ejército ruso en su región. Dijeron que querían la victoria para lograr la paz. ¡Qué ricos chicos! Muy patriotas.
Lee también:
Me contó que estuvo en un hospital ¿Pudo hablar con los pacientes?
Fui al hospital de Traumatología de Donetsk. Me embargó la tristeza. Unos pacientes quisieron hablar otros, no. Estuve con tres niños. Estaban vendados, habían perdido dos dedos, algunos con ojos tapados y con esquirlas en el cuerpo. Muy desgarrador. Contaron que sufrieron las heridas por las minas o explosivos que lanzan los drones ucranianos. Igual dialogué con personas de mayor edad, muy heridos, una madre que tenía cinco hijos, herida por un explosivo lanzado por los ucranianos en un mercado, ella fue una de las pocas sobrevivientes y el señor contó que el dron le lanzó el explosivo al pie.
Cómo me explicó un oficial, el dron es manejado por los soldados ucranianos, tienen una cámara y saben a qué objetivo se dirigen. Mi pregunta ¿es por qué atacan a civiles? La respuesta es, según mencionan, para desmoralizar a la población. Pero el efecto es contrario. En el Dombás hubo el mayor porcentaje de asistencia -el voto es voluntario- de toda Rusia, para las elecciones presidenciales rusas y Putin ganó con el porcentaje más alto.
En el puerto de Mariupol se realizaron fuertes combates. ¿Cómo se encuentra ahora?
A Mariupol la he bautizado como la “Hiroshima del mar Azov”. Recuérdese como una bomba atómica causó un efecto devastador en la ciudad de Hiroshima. Así de destruida está Mariupol, al igual que la Hiroshima del Cáucaso, la ciudad azerbaiyana de Agdam, desaparecida por los armenios.
Lo que vi en Mariupol, me causó profunda tristeza y más cuando hablé con los pobladores, lloraban mientras me contaban. Ahí estuvo el batallón nazi Azov, que cometieron crímenes contra la población civil, les cortaban el agua, los fusilaban, les ponían granadas en las puertas. Se supone que el ejército ucraniano defendería la ciudad ante la cercanía del ejército ruso, pero también sabían que el 90 por ciento de los pobladores eran rusoparlantes. El batallón Azov cañoneaba edificios, la sinagoga, etc. y después llamaba a la prensa extranjera para decirle que lo habían hecho los rusos, cuando ellos ni siquiera habían llegado aún. Mariupol hoy está siendo reconstruida poco a poco y demorará porque hay muchas minas. Otras regiones rusas apoyan a los ciudadanos, quienes en su gran mayoría se han dedicado a la recuperación de la ciudad.
Poco a poco iré publicando estas conversaciones con personas de a pie y autoridades.
¿Los periodistas deben prepararse antes de acudir a lugares en conflicto?
Los periodistas deben seguir cursos de corresponsales de guerra. Aquí los brinda anualmente las FF. AA. Yo seguí el de corresponsal de guerra de la Marina. Tengo mi diploma otorgado por el entonces almirante Harm. Debo decir, sin embargo, que teoría y práctica son diferentes. Pero sirven y a eso le sumas el instinto de conservación.
¿Qué reflexiones haría sobre su viaje?
La guerra en Ucrania es prácticamente una guerra civil. Entre eslavos. Las potencias occidentales no deben intervenir. De otro lado, el derecho internacional colisiona aquí: qué derecho es preferente, ¿el de la libre determinación de los pueblos? O ¿la inviolabilidad de las fronteras? Tengo claro que Rusia no empezó la guerra, esta se inició en el 2014, con el golpe de estado al presidente…, la limpieza étnica de los ucranianos contra las regiones del Dombás, que causaron 14 mil muertos y el incumplimiento de los tratados internacionales por parte de Ucrania de Minsk I y Minsk II con Rusia, que fueron “casos belli”.
En segundo lugar, debo incidir que la población del Dombás apoya al ejército ruso y que no quieren volver a ser parte del territorio ucraniano.
La ONU y sus organismos no deben ser indolentes con las violaciones a los derechos humanos por parte de los ucranianos que atacan a la población civil.
En cuarto lugar, está demostrado, con estadísticas, que contra más armas de la OtAN a las FF. AA. ucranianas, más civiles mueren.
En quinto lugar, el ejército ucraniano debe enfrentarse al ruso y no al verlos, correr o rendirse, y, en cambio, lo que hacen es atacar ciudades rusas para matar civiles.
En sexto lugar, no debe ser la política de Ucrania de que “muera hasta el último ucraniano”. Como dijo el Papa Francisco “deben izar la bandera blanca. Es valiente también rendirse”. Es la gran oportunidad de Zelenski, que no creo que el juicio de la historia sea benevolente con él
En séptimo lugar, la OTAN está peleando en una guerra equivocada y en un lugar equivocado. No debe suministrar más armamento, para lograr la paz. Que no piensen que hay vencedores y vencidos. En una guerra todos pierden. Aquí más pierden los civiles.
En octavo lugar, hay una fiebre bélica en Europa, y deducen que después de Ucrania seguirían otros países. No es así. No saben lo que piensan los rusos. Como decía Kissinger: “Occidente no conoce Rusia y Rusia no conoce Occidente “.
Por eso, no se debe escalar la guerra. Rusia no perderá y si ve amenazada su existencia, utilizará el botón nuclear.
La OTAN tiene la llave de la paz y Rusia el candado.
En noveno lugar, tal vez estas declaraciones, lo que digo, no sean políticamente correctas o que signifiquen que estoy nadando contra el mar, pero es un punto de vista que debe ser respetado y no minimizado. La desinformación y los “fake news”, han hecho mucho daño lavando cerebros, que ya creen que la luna está hecha de queso o es cuadrada y lo repiten tantas veces que creen que es verdad.
En décimo lugar, he estado en el lugar de los hechos, in situ, a diferencia de otros respetables personajes que ya tienen opinión formada -a lo lejos- por las informaciones de parte, que les llegan. En consecuencia, opino desde lo que he visto, con testimonios de personas, analizado y estudiado antecedentes y realidades y no juzgo desde cómodos cafés, sofás y camas. En fin, como decía san Agustín “tengo mil pruebas para el que quiera creer y ninguna para el que no quiera creer”.
Espero que esta entrevista sirva para comparar posiciones. He tratado de ser lo más objetivo posible y que los lectores formen su propia opinión.