Para la psicóloga, Ana de Mendoza, el cierre de las escuelas resulta mucho más perjudicial para los niños, niñas y adolescentes que la pandemia misma.
Desde el inicio de las clases presenciales se ha revelado que el 33% de los escolares han presentado problemas de salud mental. Una cifra que hasta la fecha se ha elevado al 70%, debido a que para la mayoría de niños, niñas y adolescentes asistir a su colegio significa compartir, aprender, jugar y reír; sin embargo, al no interactuar con sus compañeros de manera presencial pierden la motivación, se desconectan de sus estudios y llegan a un punto de presentar síntomas depresivos, según un estudio publicado por el Ministerio de Salud (Minsa) y UNICEF.
La Psicóloga, Ana de Mendoza, indica que el cierre de colegios resulta más perjudicial para los escolares que la pandemia misma. “Las consecuencias de ese cierre son muy negativas para su aprendizaje y bienestar. Los aprendizajes se desploman, las amistades se ponen en modo ‘stand by’, los hábitos de estudio se alteran, la interacción docente-alumno se despersonaliza y la salud mental se ve resentida. Y si a ello se suma las grandísimas dificultades o la imposibilidad de conectividad en zonas rurales y periurbanas, la ecuación se torna dramática”, precisa la especialista.
Asimismo, señala que para el retorno a clases de manera segura es importante la colaboración de los padres, madres, estudiantes y docentes. “La decisión de volver a las escuelas no es fácil, pero sí necesaria. La evidencia muestra que los niños y niñas tienen tasas más bajas de infección, y que las escuelas no son lugares de alta transmisión, porque pueden cumplir con los protocolos sanitarios y la misma rigurosidad que otros espacios. Existen múltiples experiencias que indican cómo puede organizarse un retorno progresivo para minimizar las transmisiones”, enfatizó.