La exalcaldesa de Ciudad de México jura hoy ante el Congreso, marcando un hito histórico para el país más poblado de habla hispana.
Claudia Sheinbaum, la primera mujer en asumir la presidencia de México, tomará hoy posesión en una ceremonia oficial ante el Congreso de la nación. Con su juramento, se convierte en la líder de un país que cuenta con 129 millones de habitantes, consolidando así su histórico triunfo electoral. Sheinbaum, de 62 años y exjefa de Gobierno de Ciudad de México, llega al poder con la promesa de continuar el proyecto de transformación iniciado por su mentor político, el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
El acto de toma de posesión contará con la asistencia de figuras internacionales como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden. Sin embargo, la ausencia notable será la del rey Felipe VI de España, debido a tensiones históricas no resueltas sobre el papel de España en la colonización de América.
Sheinbaum ha reiterado en múltiples ocasiones su compromiso con la igualdad de género, señalando que «es tiempo de mujeres y de transformación». No obstante, algunos analistas advierten que la agenda de derechos de las mujeres podría no ser prioritaria, considerando los otros desafíos urgentes que enfrenta su administración. La seguridad, marcada por la violencia del narcotráfico y la delincuencia organizada, es uno de los temas más críticos. Desde 2006, más de 450,000 personas han perdido la vida a causa de la criminalidad en México.
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Uno de los principales retos de Sheinbaum será decidir cómo abordar la estrategia de seguridad iniciada por López Obrador, conocida como «abrazos, no balazos». Esta política, basada en combatir las causas sociales de la delincuencia más que en enfrentamientos directos, ha sido objeto de debate. Pamela Starr, especialista en México, sostiene que Sheinbaum podría optar por una versión más matizada de esta estrategia, enfocada en la inteligencia para mejorar la eficacia.
Además de la seguridad, la nueva presidenta también deberá enfrentarse a las repercusiones de una reciente y controvertida reforma judicial, que propone la elección popular de los jueces, una medida que ha generado preocupación entre inversores y aliados comerciales como Estados Unidos y Canadá. A pesar de estos desafíos, se espera que Sheinbaum mantenga relaciones cordiales con quien resulte electo en las próximas elecciones de Estados Unidos, especialmente si Kamala Harris, otra posible presidenta, llega al poder.
La presidencia de Sheinbaum representa un nuevo capítulo en la historia de México, uno que estará marcado por la continuidad de las políticas de izquierda y la lucha contra los problemas estructurales que aquejan al país.