Desde hace tres meses, comerciantes procedentes de Ecuador y Colombia ingresan al territorio de la Nación Wampís para extraer de forma ilegal maderas finas y topa (madera balsa) con la que retornan a su país para comercializarla.
“La frontera está abandonada desde muchos años, la ausencia permanente del Estado es el problema geopolítico binacional y esto ha generado una división en la población, ocasionando un conflicto social interno por la venta de palo de topa o balsa” explicó Wrays Perez Ramirez, presidente del Gobierno Autónomo Territorial de la Nación Wampi.
La tala, venta y transporte de esta madera se ha intensificado en el periodo de emergencia sanitaria del COVID-19, debido a la creciente demanda desde el Ecuador y a la falta de control por parte de las autoridades competentes. Esta extracción sistemática afecta a distintos puntos del territorio de la Nación Wampís y estaría siendo impulsada por empresas intermediarias de capital ecuatoriano.