Los impulsores de la Superliga, el Real Madrid y el FC Barcelona, logran eludir sanciones y podrán seguir adelante con proyectos para establecer nuevas competiciones
La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el caso de la Superliga supondrá un cambio significativo en la gobernanza del fútbol, similar en impacto al histórico fallo Bosman de principios de los años noventa, según señaló el periodista Miguel Delaney en The Independent. La sentencia del caso Bosman obligó a la UEFA a modificar algunas de sus normativas, marcando un hito en la transformación del fútbol tal como lo conocíamos desde la fundación de la UEFA en 1954.
La conclusión del TJUE de que «las normas de la FIFA y de la UEFA sobre la autorización previa de las competiciones de fútbol de clubes, como la Superliga, violan el Derecho de la Unión» abre un escenario incierto sobre la evolución y funcionamiento futuro de la industria del fútbol.
Esta sentencia implica que la FIFA y la UEFA pierden el poder sancionador que habían ejercido durante la crisis de 2021, cuando castigaron al Real Madrid, al FC Barcelona y a la Juventus de Turín por su implicación en la propuesta de la Superliga, liderada por los clubes más poderosos de Europa. El TJUE deja en claro que las normas de estas organizaciones restringen la competencia y que no pueden actuar como árbitros de una industria que debería operar libremente dentro del mercado interno de la Unión Europea. Una vez más, la UE reafirma su compromiso con la garantía de la libre competencia en su mercado interno.
Los promotores evitan sanciones
Los impulsores de la Superliga, el Real Madrid y el FC Barcelona, logran eludir sanciones y podrán seguir adelante con proyectos para establecer nuevas competiciones. Según Jordi Badia Perea en su tesis doctoral, el desequilibrio económico, competitivo y mediático en la estructura actual de competiciones es el origen de esta situación.
El mismo día de la sentencia, a través de la empresa A22 Sports Management, los promotores presentaron oficialmente una nueva propuesta que incluye 64 clubes distribuidos en tres ligas para la competición masculina y 32 clubes repartidos en dos ligas para la competición femenina. Ahora, el desafío radica en encontrar socios dispuestos a respaldar estas iniciativas y desafiar el actual monopolio competitivo que ha establecido la FIFA.
El éxito de sus propuestas dependerá de su capacidad para atraer socios, y en este punto, la disciplina legal cede paso a consideraciones económicas y políticas. En resumen, es el momento de determinar quién tiene más influencia.
Este aspecto fue analizado en un artículo publicado en Frontiers in Sport and Active Living junto con Carles Viñas, donde se destaca que fue la geopolítica la que detuvo la Superliga en 2021, o la que permitirá (a partir de ahora) la creación de nuevas competiciones como las propuestas por el Real Madrid y el Barcelona.
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