Tras la adopción, el 31 de octubre, de la Resolución 2756 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el Sáhara, el Reino de Marruecos ha expresado su gran satisfacción por la adopción de dicha resolución que prorroga, por un año más, el mandato de la Misión de la (MINURSO) hasta el 31 de octubre de 2025.
La presente Resolución se contextualiza dentro de una trayectoria caracterizada por el enfoque irreversible que el monarca marroquí Mohammed VI ha otorgado a la cuestión del Sáhara y a la integridad territorial del Reino y que dio por resultado el creciente apoyo a la marroquidad del Sáhara y a la Iniciativa Marroquí de Autonomía por parte de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad dentro de los cuales figuran Estados Unidos y Francia, así como otras naciones influyentes de la ONU tales como Ecuador en su calidad de miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Cabe resaltar que la resolución aprobada no solo salvaguarda los logros alcanzados por Marruecos, sino que también introduce elementos nuevos, aún más significativos para el progreso del expediente del Sáhara dentro de las Naciones Unidas. En efecto, el texto establece formalmente el marco, las partes y los objetivos del proceso político.
A este respecto, el Consejo de Seguridad reitera que las Mesas Redondas constituyen el único marco apropiado para lograr una solución política al contencioso regional sobre el Sáhara marroquí.
Adicionalmente, la misma Resolución identifica con claridad a las partes involucradas en el diferendo del Sáhara, mencionando muy particularmente a Argelia, que es citada en el texto más que Marruecos.
De este modo, el Consejo de Seguridad reafirma que la solución política debe ser, necesariamente, realista, pragmática, duradera y basada en el consenso, principios fundamentales que sustentan la Iniciativa Marroquí de Autonomía, cuya primacía ha sido confirmada, más de una vez, por la Comunidad Internacional.
Asimismo, la Resolución 2756 consagra dos evoluciones de gran relevancia que se han registrado en el expediente del Sáhara y que refuerzan la posición marroquí, a saber:
En primer lugar, el Consejo «se felicitó por el reciente impulso e instó a que se capitalice y construya sobre ello»; una referencia clara y evidente a la dinámica internacional que experimenta el dossier del Sáhara marroquí bajo el liderazgo del Rey Mohammed VI, en favor de la marroquidad del Sáhara y de la Iniciativa Marroquí de Autonomía, lo que implica que, de ahora en adelante, la acción de la ONU debe enmarcarse dentro de esta misma dinámica.
En segundo lugar, el Consejo de Seguridad hace un llamado a las demás partes para «evitar los actos que puedan comprometer el proceso político», enfatizando que no puede existir un proceso político sin el respeto del alto el fuego.
Es pertinente señalar que la Resolución 2756 sobre el Sáhara marroquí fue amparada con el respaldo de 12 votos a favor y 2 abstenciones, además de la no participación de Argelia, que si bien es un miembro no permanente del Consejo de Seguridad, está involucrada a fondo en el tema, más que auspiciando a los separatistas del Polisario. La ausencia de Argelia ilustra, por una parte, el aislamiento de la posición de dicho país en el seno del Consejo de Seguridad y en el ámbito de la comunidad internacional en su conjunto y revela, por otra parte, sus contradicciones, dado que, mientras proclama defender la legalidad internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad, se niega a respaldar esos mismos esfuerzos y persiste en una lógica obstruccionista poniendo trabas ante cualquier intento de solucionar el diferendo regional sobre el Sáhara.
Cabe resaltar que la presente resolución ONU constituye un llamado imperativo a Argelia para liberarse de visiones anacrónicas y obsoletas que no reflejan, de ninguna manera, la realidad actual ni el contexto cambiante de la región. Es fundamental que Argelia reconozca y aproveche este importante momento de transformación política positiva involucrándose de manera proactiva y constructiva en el proceso que busca la solución al conflicto del Sahara marroquí.
Por último, Argelia debe aceptar, de una vez por todas, que las Mesas Redondas han de ser el único marco de discusión legítimo para alcanzar un acuerdo definitivo, garantizando así que todas las partes interesadas sean adecuadamente representadas en este importante diálogo con el fin de enterrar definitivamente la disputa artificial sobre el Sáhara que tanto ha durado en perjuicio del desarrollo y de la integridad de toda la región del Magreb.
El Perú no debe estar ajeno a los nuevos sucesos que ocurren en el mundo, como las nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad, desde el 2007 en adelante, la dinámica internacional de numerosos países que respetan la historia y la legalidad de la marroquidad del Sáhara, la integridad territorial de Marruecos, el plan de autonomía marroquí; y asimismo, el hecho que numerosas naciones están abriendo consulados en El Aaiún y Dajla, reconociendo no solo la integridad territorial, sino adelantándose en lo económico a lo que será un hub empresarial y el mejor puerto del Atlántico Sur que será el megapuerto de Dajla. No nos anquilosemos en propuestas de la Guerra Fría y en hechos y derechos ya superados. ¡Con el derecho internacional y con la realpolitik, pensando en los intereses del Perú y el respeto a la integridad territorial!