En el art. VII, de este mismo título, del pasado mayo 24, me preguntaba si poníamos punto final o punto seguido al tema.
El tema de la Pandemia del Coronavirus o COVID-19, continúa. Algunos países lo han controlado, sin eliminarlo. Según expertos de esa fecha, la vacuna estaría aplicándose entre principios y mediados del 2021.
Todos los días aparecían por las redes sociales, especialistas, científicos, virólogos, dando soluciones a esta Pandemia.
Un año después de que todo el «bololó» se inició en Wuhan, China, en noviembre del 2019, los Laboratorios PFIZER, asociados con MODERNA, lograron fabricarla y despacharla ya a varios países, a finales de noviembre del 2020. Hay que ver sus resultados, esto es, que las personas vacunadas, queden definitivamente inmunes a contagiarse con este azote, con esta calamidad. Dios quiera que así sea.
Mientras tanto, cuando «estamos por salir del túnel», nos dicen que en Inglaterra, ha habido mutación del «COVID-19».
Lamentablemente, han aparecido otras 17 mutaciones del COVID, en otros países: Dinamarca, Países Bajos, Australia, Bélgica, Italia y Brasil y Chile. No se descarta, que en Alemania y en los Estados Unidos, ya estén circulando otras mutaciones. Pareciera que nos enfrentáramos a un «monstruo de cien cabezas». No han podido determinar si esta mutación -la «inglesa»-, llegó a Inglaterra de algún otro país o si fue «exportada» desde allí.
El único responsable de ésta o éstas variantes, es nuestro querido «ser humano», quien aún no ha entendido que los demás se cuidan, para cuidarlo y protegerlo a él. Y él debe protegerse, para cuidar a los demás. En resumen, éste virus COVID-19, es tan voraz, que al penetrar a un paciente que además tiene otras dolencias u otras complicaciones, «lucha por lograr su cometido» y en esa etapa, muta, cambia su fenotipo.
Los de la generación de las bombas que rociaban insecticidas, como «Flit» y el «Black Flag», para matar mosquitos y zancudos, recordaremos que llegó un momento en que decíamos, que ya esos insecticidas no les hacían «ni cosquillas». En muy poco tiempo, ya había ocurrido una especie de «mutación». Los mosquitos y zancudos resistían al DDT.
Pero al margen de todas estas disquisiciones, la humanidad, sigue engolosinada con su mal accionar. De ningún estamento ha habido declaración alguna de «mea culpa». Ni espiritual ni civil.
No se trata -por ejemplo- de la deforestación de la selva amazónica o del deterioro irreversible de lagunas, ríos y mares, cuando las grandes empresas químicas, evacúan sus residuos, afectando no solo la calidad del agua, sino también la fauna marina o de las emisiones de gases tóxicos, que van acrecentando el Calentamiento Global o…
Hace unos días, (dic. 24), por puro «deporte», en Portugal, a 40 Km de Lisboa, mataron cerca de 500 venados…
Existe dentro de los estudios de Judaísmo una materia que se llama GUEMATRÍA. Cada letra hebrea, tiene un valor fijo. De manera que al enfrentar dos palabras (en hebreo) ELOHIM (Dios) y HATEBAA (la Naturaleza), ambas tienen el mismo valor (86). Lo cual tiene un profundo significado, de que Dios y Naturaleza son lo mismo. Dañar la Naturaleza, es causarle daño a Dios, a su obra.
Y dentro de la Naturaleza, está el hombre, el ser humano. De manera que dejar al hombre hundido en la miseria ética, moral y económica, al impedirle su progreso, en Educación, Salud y Vivienda, por causa de los $oborno$ y la corrupción de los Poderes que dirigen nuestras naciones, quién sabe cuánto más tiempo nos tendrán con tapabocas y el consabido aseo de las manos. ¿Quién sabe cuánto más tiempo estaremos afligidos o mortificados? ¿O quién sabe cuánto más tiempo estaremos?
(*) Miembro A.I.E.L.C.
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