Descubre las adaptaciones extremas de peces que desafían los límites de la vida en el océano.
Las profundidades de la Fosa de Atacama, un abismo oceánico frente a las costas de Perú y Chile, albergan una biodiversidad sorprendente.
A pesar de la oscuridad, la extrema presión y las bajas temperaturas, especies fascinantes han evolucionado para sobrevivir en este entorno único.
El reciente avistamiento de un pez diablo negro cerca de las islas Canarias ha despertado la curiosidad sobre estas criaturas abisales.
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La Fosa de Atacama, con una profundidad máxima de 8,069 metros y una extensión de 5,900 kilómetros, es uno de los abismos oceánicos más importantes del planeta.
A unos 160 kilómetros de la costa, esta zona abisal presenta condiciones extremas que definen su ecosistema submarino. Sin embargo, expediciones científicas han revelado una sorprendente variedad de vida adaptada a estas condiciones.
Entre los hallazgos más notables se encuentran los peces caracol (familia Liparidae). En 2018, una expedición de la Universidad de Newcastle descubrió tres nuevas especies de peces caracol, conocidas como Abyssal snailfish.
Estas pequeñas criaturas translúcidas y gelatinosas poseen esqueletos simples y cuerpos suaves, adaptados a la alta presión. Además, cuentan con enzimas especiales que estabilizan sus proteínas.
Los anfípodos también desempeñan un papel clave en el ecosistema. Estos crustáceos, que pueden alcanzar tamaños de 25 centímetros, experimentan un fenómeno conocido como gigantismo abisal.
Este fenómeno, relacionado con la escasez de alimentos y las bajas temperaturas, favorece un metabolismo lento y un crecimiento prolongado. Los anfípodos son carroñeros y contribuyen a la degradación de materia orgánica.
Otro grupo relevante son las holoturias o pepinos de mar. Estos invertebrados, primos de las estrellas y los erizos de mar, también se han adaptado a las duras condiciones de las profundidades.
Además, la Fosa de Atacama es un laboratorio para el estudio de extremófilos, bacterias y arqueas capaces de soportar condiciones extremas.
Los hallazgos en la Fosa de Atacama no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre la biodiversidad marina, sino que también tienen implicaciones para la biotecnología y la conservación. Las enzimas y proteínas de estos organismos podrían tener aplicaciones médicas e industriales.
Sin embargo, la exploración del fondo marino plantea desafíos éticos, como la protección de estos hábitats únicos frente a la explotación y la contaminación.
La Fosa de Atacama continúa siendo un misterio por explorar, pero lo que ya sabemos confirma que incluso las zonas más inhóspitas del planeta están llenas de vida adaptada.