René Cobeña, veterano del “Andahuaylazo”, se habría negado a expulsar a migrantes del ambiente que les brinda. Además lo acusan de querer comprar kit electoral para “sabotear el partido”.
REYNA CÁRDENAS A.
El etnocacerismo busca reorganizarse para resurgir de sus cenizas en forma de partido político. Pero aparentemente no todo son flores en este camino, y ya se van generando las primeras divisiones en la agrupación que lidera Antauro Humala, quien actualmente se encuentra recluido en el penal militar Virgen de las Mercedes.
El presidio de su líder no ha sido impedimento para que se geste lo que a futuro será el Partido Etnocacerista Revolucionario Unido (PERU), que aún no cuenta con inscripción pero ya tiene dirigentes a nivel nacional y de regiones, como en el caso de Lima Metropolitana. Y es aquí en la capital donde se ha producido la primera crisis de la agrupación política.
Como informó en su momento La Razón, quien ocupaba el cargo de secretario general del Comité Ejecutivo Regional (CER) de Lima Metropolitana era René Cobeña, uno de los hombres de Antauro que participó en la asonada del “Andahuaylazo”, pero ahora -de acuerdo con una documento interno del partido- ya no va más.
Las razones están expuestas en la Resolución N° 001-PERU-P/CEN-SG, a la que tuvimos acceso. Allí se indica que Cobeña Gomez ha sido relevado de su cargo por “tergiversar la línea política del Etnocacerismo en lo concerniente a la migración extranjera”. ¿Le suena este argumento? En efecto, tiene que ver con los venezolanos en Perú.
Y es que Cobeña es un empresario textil que transformó un local de fiesta en San Juan de Lurigancho, de su propiedad, en un refugio para aquellos llaneros recién llegados que no tienen dónde pasar la noche. El albergue “Sin Fronteras” es tan popular que se le han hecho varios reportajes en el Perú y el extranjero. Incluso en uno de ellos llaman al exdirigente etnocacerista “el Oskar Schindler de los venezolanos en Perú”.
O ellos, o nosotros
Pero la noble causa defendida por René Cobeña no terminó cayendo nada bien entre sus correligionarios del etnocacerismo. Tanto es así que, en la resolución, los dirigentes del PERU lo acusan de ceñirse a un “criterio antipatriota” que consistiría en anteponer lo venezolano a lo peruano, principalmente en el tema humanitario.
A pesar de ello, la presidencia del Partido –que pesa sobre Humala Tasso- le habría brindado una alternativa de solución, la cual terminó siendo rechazada por el empresario, según lo que se indica en la resolución con fecha 5 de septiembre Y rubricada por su líder desde su centro de reclusión en Chorrillos.
¿Qué salida le ofrecieron? Como era de esperarse, una muy radical: que “expulse, en el acto, a los venezolanos y refugie en su albergue EXCLUSIVAMENTE a peruanos indigentes e injustamente maltratados”, según se lee en el documento. En este último grupo se menciona, por ejemplo, a los hijos de los reservistas aún presos por el Andahuaylazo.
Otra de las opciones que le daban era que, en una conferencia de prensa, y acompañado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido, declare que todos los venezolanos del albergue son “convencidos chavistas-bolivarianos”, y que además coloque gigantografías permanentes de Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Juan Velasco en el frontis del local.
La traición
En el documento además se acusa a Cobeña de haber usurpado el cargo -porque ya no lo ostentaba- para llevar a cabo un “Comité Distrital apócrifo” en San Juan de Lurigancho con el apoyo del secretario de dicha base distrital, Fabian Quispe, quien además era el etnocacerista llamado a sucederlo en el cargo de secretario general de Lima por ser el más antiguo.
Lo que señala el documento firmado por Humala es que la intención de ambos era “sabotear el proceso de reorganización partidaria de la región Lima Metropolitana”, al buscar adquirir el kit electoral del etnocacerismo “de manera subrepticia y sin conocimiento del presidente del partido ni del CEN”.
Ante ello, lo que finalmente resolvió la plana mayor del partido etnocacerista ha sido expulsar de sus filas a Cobeña Gómez “por deslealtad partidaria y transfuguismo político hacia los postulados de la derecha antipatriótica y pro-extranjera”, resolviendo designar como secretario interino de Lima Metropolitana al dirigente José Alberto Godoy Tueros, también veterano del “Andahuaylazo”.
En el caso de Quispe Arohuilca solo se ha planteado una suspensión de 6 meses, esto en virtud de “su performance pasada” en pro del partido, que Antauro mismo le reconoce. No obstante, en ese lapso deberá presentar por escrito “la autocrítica y disculpa respectiva” a su máximo líder, pues de no hacerlo su castigo se convierte en expulsión definitiva.
Por último, en el documento se conmina a todos los comités distritales de Lima Metropolitana, y particularmente al de San Juan de Lurigancho, a “renovar por escrito su lealtad al PERU, así como a su fundador y dirigente máximo”, en referencia al mayor del Ejército en retiro.
