Según la investigación, el presentador ha estado relacionado con figuras involucradas en delitos financieros
Tras cumplir 22 años de prisión por narcotráfico, Demetrio Chávez Peñaherrera, conocido como “Vaticano”, uno de los más poderosos capos de la droga en el Alto Huallaga durante los años 80 y 90 le otorgó un poder “amplio y general” al presentador de televisión Andrés Hurtado Grados. Este poder, inscrito en Registros Públicos, autorizaba a Hurtado a gestionar la «custodia, protección y control de bienes» de «Vaticano», tanto presentes como futuros.
Este vínculo generó sospechas, lo que condujo a la detención de Hurtado en una clínica en San Borja por la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac), con la participación del Grupo Especial de Inteligencia Orión de la Dirección Antidrogas (Dirandro). Según fuentes policiales, Hurtado habría aceptado gestionar los bienes de Chávez Peñaherrera, a sabiendas de que estos fueron adquiridos con fondos provenientes del narcotráfico.
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«Amistad» con Andrés Hurtado
Durante su tiempo en prisión, Chávez perdió contacto con personas que habían sido sus aliados y quienes controlaban sus bienes. Andrés Hurtado fue una de las pocas personas que se mantuvo cercana a Chávez y que ofreció su ayuda para recuperar su patrimonio. Sin embargo, el Grupo Orión y la DEA sospechan que este vínculo pudo haber sido un esquema de lavado de activos, considerando los antecedentes de “Vaticano” en el tráfico de drogas.
Además, la relación de Hurtado con otros personajes cuestionados, como Alberto Venero Garrido, testaferro de Vladimiro Montesinos, refuerza las sospechas sobre sus conexiones con operaciones de lavado de activos.