Por Ricardo Sánchez Serra
El solo hecho de amenazar a diplomáticos norteamericanos y sus familias, aquí o en la Cochinchina, o peor aún planificar atentados, es gravísimo.
Recién entendemos por qué dos diplomáticos norcoreanos fueron expulsados por el Gobierno del Perú y, asimismo, por qué la Embajada de Estados Unidos de América puso un alerta a su personal: “En respuesta a la información reciente sobre amenazas, y hasta nuevo aviso, se requiere temporalmente que el personal de la Embajada utilice vehículos para ir y volver de la Embajada. Caminar, correr y andar en bicicleta desde y hacia la Embajada están estrictamente prohibidos.”
Por su parte, la Cancillería peruana solo atinó a expresar que: “El Gobierno del Perú adopta esta medida (la expulsión) al haber comprobado que el personal diplomático de esa Embajada ha desarrollado actividades incompatibles con sus funciones diplomáticas”.
Otros países como Italia, España, Myanmar y México también expulsaron a los diplomáticos norcoreanos, pero por la actitud beligerante de Kim Jong-un “el chico cohete” y sus continuas violaciones de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En el caso de España fue todo el personal, por lo que a partir de octubre la embajada en Madrid permanece cerrada.
Dado que el régimen norcoreano es totalitario, nos parecería inverosímil que sus diplomáticos en Lima actúen por sí solos. Es seguro que recibieron directivas de Pyongyang. Si bien nuestros servicios de inteligencia desbarataron el plan norcoreano, no entendemos por qué no se cierra esa embajada en Lima. Lo que ha hecho Corea del Norte es una afrenta al Perú, una violación a nuestra soberanía, un irrespeto total al país.
Esa nación asiática no tiene inversiones en Perú, las relaciones comerciales son casi nulas. No nos une nada y más bien nos divide su beligerancia, mientras que el Perú es hoy miembro del Consejo de Seguridad que acaba de “reafirmar su compromiso con la promoción de la paz y estabilidad internacional”.
El presidente Alan García, durante su primer gobierno, compró a Norcorea20 mil fusiles Kalaschnikov AK-47 para las fuerzas policiales y estableció relaciones diplomáticas. Después, las relaciones son inexistentes.
La Embajada de Corea del Norte debe ser cerrada. Tenemos el derecho de vivir tranquilos, tanto peruanos, como extranjeros.