La festividad de Cajamarca tiene sus raíces en 1930 y su alegre celebración ha alcanzado reconocimiento más allá de las fronteras
Entre todos los carnavales celebrados en el país, el de Cajamarca ha adquirido renombre gracias a su jubilosa y bien organizada celebración, otorgándole a esta ciudad histórica el reconocimiento como la Capital del Carnaval Peruano.
En los días de esta festividad, cuyas primeras celebraciones datan de 1930, la alegría se apodera de la población cajamarquina y de los visitantes nacionales y extranjeros, generando una algarabía que resulta irresistible en cada rincón de Cajamarca.
Cajamarca extiende su alegría a Lima, donde una delegación liderada por sus autoridades está presente para el lanzamiento oficial del Carnaval de Cajamarca edición Bicentenario. Durante la presentación de comparsas, patrullas de danzantes y personajes, se ofrecerá un adelanto de la festividad interminable que tendrá lugar en la capital cajamarquina del 9 al 14 de febrero.
Las comparsas y patrullas, organizadas en cada barrio de la ciudad, lucen vistosos trajes mientras recorren las calles y plazas con danzas alegres. A medida que avanzan, entonan tradicionales coplas y contrapuntos, contagiando su alegría tanto a los residentes como a los visitantes nacionales y extranjeros.
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Coplas, bailes y barrios
Las coplas, poemas cantados con un tono ameno y, en muchos casos, satírico, encuentran en la guitarra su mejor complemento para llegar al corazón del público y contribuyen a fortalecer la identidad regional. «El cilulo», «La Carolina», «Cumbe-cumbe» y «La matarina» son algunas de las composiciones tradicionales del Carnaval de Cajamarca.
Los barrios tradicionales de Cajamarca, que se estructuran en patrullas y comparsas, mayormente conformadas por jóvenes, incluyen principalmente Cumbe Mayo, San Sebastián, San Pedro, La Merced, Dos de Mayo, Santa Elena, San José y Pueblo Nuevo.
Esta festividad, que refleja la mezcla de las tradiciones españolas y andinas, va más allá de desfiles, bailes y coplas, incorporando juegos en los cuales el agua juega un papel destacado, utilizando globos, pistolas, baldes y otros recipientes para empapar a los participantes.
A este elemento se añaden la serpentina, la pintura de colores y el talco, con los cuales la gente libera su espíritu festivo y deja una marca en todo aquel que se cruce en su camino.
Personajes e incidencias del carnaval
El Ño Carnavalón o rey Momo es la figura principal que lidera la celebración del carnaval y contagia la alegría a los demás participantes. Su entrada, el sábado 18 de febrero, marca el comienzo de las celebraciones centrales, seguido por las comparsas y patrullas.
En las comparsas y patrullas sobresale el «clon«, un personaje que se asemeja a un arlequín, destacando por su vestimenta amplia y colorida, una máscara elaborada con yeso o plástico, y un enorme sombrero cónico de gran tamaño o cucurucho. Cada conjunto puede contar con varios clones que acompañan al Ño Carnavalón en los desfiles por las calles de Cajamarca.
El domingo 19, las comparsas y patrullas recorrieron las principales calles de la Capital del Carnaval Peruano, compitiendo en la plaza de Armas por el título a la mejor presentación original, los disfraces más destacados, la entonación de coplas y la capacidad de contagiar alegría. La celebración se extendió hasta el amanecer.
El lunes 20 de febrero, los carros alegóricos desfilan, destacando las reinas y participantes del certamen Señorita Carnaval de Cajamarca. Después del desfile, cada barrio organiza su propia yunza, umsha o cortamonte, donde derriban un árbol adornado con regalos, alrededor del cual el público baila, y en cada giro, los participantes le asestan un machetazo.
La festividad culmina con el simbólico «fallecimiento» y «velorio» del Ño Carnavalón. Muchas personas se visten de luto, como si fueran «viudas», y expresan su pesar mientras acompañan el ataúd hasta el barrio de Santa Apolonia. Esta mezcla de tristeza y alegría marca el final de la celebración.
El miércoles 26, coincidiendo con el Miércoles de Ceniza del calendario cristiano, tiene lugar el «entierro» del Ño Carnavalón en el distrito de Baños del Inca. Ante la población cajamarquina, se lee el «testamento» de este emblemático personaje.
En el mencionado documento, el rey Momo lega bienes picarescos y sarcásticos a las autoridades y personajes locales, generando risas entre los presentes. Después de la lectura del testamento, se lleva a cabo la quema simbólica del Ño Carnavalón, acompañada del llanto ficticio de sus «viudas«. Este acto concluye con un baile general lleno de alegría, despidiendo así la festividad más efusiva del calendario festivo regional peruano hasta el próximo año.
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