Hallazgo arqueológico sin precedentes.
Un equipo de arqueólogos ha realizado un importante hallazgo en la región de Atyrau, al norte de Kazajistán. Durante excavaciones en el montículo Karabau-2, ubicado cerca del pueblo del mismo nombre, se descubrieron siete tumbas en excelente estado de conservación, que contienen valiosos artefactos del antiguo Imperio sármata.
Entre los objetos recuperados destacan numerosas piezas de oro, incluyendo collares, brazaletes y pendientes con intrincados diseños inspirados en la fauna local. Uno de los hallazgos más impresionantes es un brazalete de 370 gramos con representaciones de leopardos de montaña, símbolo de poder para esta cultura. También se encontraron más de cien piezas de joyería decoradas con figuras de tigres, jabalíes y otros animales, reflejando la conexión de los sármatas con la naturaleza.
Las excavaciones, que se prolongaron por dos años, han revelado información clave sobre la sofisticación de esta civilización nómada que habitó la estepa euroasiática entre los siglos V a.C. y IV d.C. La presencia de sepulcros con abundantes piezas de oro sugiere que la zona fue un centro de poder en la antigüedad. Además de las joyas, se descubrieron objetos de madera en excelente estado de conservación, incluyendo dos cuencos, un hallazgo poco común en la arqueología de Kazajistán.
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Los sármatas, conocidos por su destreza en la orfebrería y su dominio de amplias regiones de Eurasia, interactuaron con diversas culturas, como los escitas, romanos y persas. Las influencias artísticas de estos pueblos pueden apreciarse en los diseños de los objetos hallados, lo que confirma la importancia de los sármatas en la historia de la región.
Según Marat Kasenov, director del equipo de excavación, este descubrimiento es solo el comienzo de una investigación más profunda sobre la cultura sármata. En los próximos años, un equipo de especialistas, incluyendo antropólogos, geógrafos y restauradores, continuará explorando el sitio con el objetivo de obtener más detalles sobre esta civilización.
El hallazgo en Karabau-2 no solo amplía el conocimiento sobre los sármatas, sino que también refuerza la relevancia de Kazajistán como un territorio clave en la historia de las antiguas civilizaciones nómadas.