FIN DE UNA ERA: Hoy 20 de Enero, será la Toma de Posesión del electo 46avo Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. A partir de ese momento, acabará la «Era» de Donald Trump. Una «Era» llena de sorpresas, en sus enérgicas, rápidas y controvertidas respuestas, y en haber cumplido y realizado lo que había prometido en su campaña de la Presidencia.
Podría decirse que fue honesto consigo mismo. Pero esa honestidad no le permitió manejar los impulsos de su voluntad y deseos, pensado -con toda seguridad- que eran totalmente correctos. Un poco «arrebatado» en la toma de decisiones e igualmente poco diplomático con sus contradictores. Tal vez habría pensado que ser «diplomático» y/o «negociador», podría manifestarse como una señal de «debilidad», para él, quien probablemente se habría sentido como el «vaquero», como el «cowboy» de la película, el que todo lo puede y el que siempre sale ganando.
En verdad, aunque no simpatizábamos en parte con su «don de gentes», apreciamos y valoramos su «arrojo» al tomar algunas decisiones unilaterales, en el transcurso de su «Era»:
-Se retiró del «Acuerdo de París» sobre el Cambio Climático, lo cual no ha sido conveniente a nivel mundial.
-Se retiró del Fondo de la ONU, para los Refugiados «Palestinos», (U.N.R.W.A.), una gestión que lleva 70 años, sin resultados positivos en ningún sentido.
-Se retiró de la UNESCO, por sus políticas sesgadas.
-Ofreció pasar la Embajada de Estados Unidos en Tel-Aviv, a Jerusalém.
-Ofreció reconstruir el país. Dio a entender, que el de él iba a ser un «gobierrno de la gente».
-Aunque no lo dijo frontalmente, consideraba que el Gobierno que terminaba, -el de Obama-, era Elitista.
-Hablaba de fábricas cerradas y oxidadas y desempleo, mientras que las importaciones le daban de comer a los trabajadores extranjeros. (Esto, haciendo fuerte alusión a China).
-Hablaba de ampliar y mejorar los sistemas de educación. Aducía que estaban demasiado vacíos, vacuos.
-Mencionaba su intención de acabar con pandillas y el crimen organizado.
-Y en términos generales en su discurso de posesión, decia que «se gastaron billones y billones de dólares en el extranjero, mientras que la infraestructura de Estados Unidos se ha deteriorado. Hemos hecho ricos a otros países, mientras que la riqueza, la fortaleza y la confianza de nuestro país se han disipado en el horizonte», para lo cual prometía poner a los Estados Unidos a trabajar a todo nivel, especialmente en la infraestructura de vías de comunicación, escuelas a montón y establecimientos de salud.
-Prometió también a toda voz, que erradicaría completamente el terrorismo islámico radical, de la faz de la tierra.
Lamentablemente, no pudo prevenir los resultados de la votación para su esperado segundo periodo. Cuando los resultados que se daban a la luz pública, marcaban que el próximo Presidente sería Joe Biden, habló de «fraude electoral» y de que le estaban robando las elecciones. Esa opinión, como una cuchilla «Gillete», de doble filo. ¿Si la cabeza del Gobierno, es Trump, a quién le cabe la responsabilidad, de que tal cosa ocurra?
Ahí dio, lamentablemente, un paso en falso, que sin querer, sin tener la intención, terminó en una «toma» del Capitolio, por una pequeña turba irresponsable, (Freud decía, en cuanto a la Sicología de las Masas: «Fueron todos, pero nadie fue»), en la cual, -lamentablemente,- por lo menos cinco personas murieron.
Todo esta manifestación de -en realidad- un minísculo grupo de ignorantes, dio lugar además, a un despliegue de los medios, muy amarillista y exagerado, que culminó con el «impeachment» o Proceso de Destitución, -vergonzoso-, no solo para Trump, sino para los mismos Estados Unidos, orquestado justo para el último día de su mandato, por Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes.
(*) Miembro A.I.E.L.C.
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